El origen de esta tarta tropézienne se situa en los años 50 en la Provenza francesa, cuando Alexandre Miccka, un pastelero polaco decidió abrir una pastelería de su propiedad en Saint–Tropez. En ella entre pizzas, croissants y demás pasteles, destaca una receta de un brioche relleno de crema que el mismo se trajo de Polonia y que su abuela, que ya regentaba en ese país una pastelería, vendía entre sus elaboraciones.
Cuando en 1955 se rodó la película “Dios creó a la mujer” en Saint-Tropez, este pastelero polaco era el encargado del catering de sus actores. Rápidamente la protagonista de la película, nada menos que Brigitte Bardot, se enamoró de aquella tarta tan delicada y de sabor espectacular y fue ella misma la que sugirió el nombre al pastel que aún se elabora en las sucursales de esta pastelería en muchos países.
Comenzaremos preparando la crema pastelera. Para ello en un bol mezclamos el azúcar con la Maicena y revolvemos con unas varillas para que se mezclen. Del litro de leche retiramos 100 mililitros, añadimos el huevo y removemos para después agregar esto a la mezcla de azúcar y almidón de maíz revolviendo y haciendo una papilla. Reservamos.
Ponemos el resto de la leche a hervir con la corteza de limón y cuando empiece echamos rápidamente la mezcla anterior removiendo rápidamente para que no se corte. Hervimos durante dos minutos o hasta que espese y volcamos en un bol cubriéndola con film transparente. Reservamos.
Para la masa comenzaremos disolviendo la levadura en la leche a temperatura ambiente. En un bol grande echamos la harina, la sal, el azúcar, y uno de los huevos. Removemos con una espátula hasta que veamos los ingredientes mezclados.
Añadimos otros dos huevos de uno en uno y la mantequilla cortada en trozos y por último la levadura disuelta. Vamos amasando intentando no incorporar mucha cantidad de harina hasta formar una bola, amasamos unos minutos hasta que la veamos lisa y dejamos fermentar durante una hora y media o dos en un lugar templado.
Una vez levada la masa desgasificamos con los nudillos apretando el aire de la masa y le damos forma de bola con la superficie lo más lisa posible dejándola ya en la bandeja del horno engrasada y aplastándola ligeramente para que quede de forma más aplanada. La pintamos con el huevo que nos había quedado y volvemos a dejarla fermentar durante otra hora. Precalentamos el horno a 180 grados y horneamos durante veinte o veinticinco minutos.
Una vez fuera del horno la cortamos con un cuchillo de sierra a la mitad y la rellenamos con la crema pastelera, salpicándola de azúcar glas o blanquilla para decorarla.
Con qué acompañar la tarta tropézienne
Dejando volar la imaginación, si cierro los ojos me imagino tomándome una ración de tarta tropézienne en una terraza en Saint-Tropez acompañándola de una estupenda copa de champán, pero como no lo veo muy posible, siempre me queda prepararla en casa y disfrutarla rodeada de amigos y familia, pues es un bocado espectacular.