Esta receta de salmorejo solo la puedes hacer en invierno y es un plato facilísimo que se prepara sin encender ni un fuego

Sin tomate y con ingredientes típicamente invernales, es una ensalada tan simple como saludable y nutritiva

Salmorejo
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Con el invierno de mentirijilla que estamos teniendo es cierto que ya más de uno tendrá ganas de sopas frías como el salmorejo, pero no corramos tanto. Disfrutemos de los productos típicos de esta época mientras todavía podemos, inspirándonos por ejemplo en el recetario tradicional para la cocina casera.

Si puedes acercarte al mercado, la plaza, la frutería o el súper de tu barrio antes de pensar en la comida o la cena, seguro que los productos que más lucen te pueden guiar para darte ideas que te apañen el menú. Y el invierno es temporada de cítricos, cuando tenemos unas naranjas fabulosas.

Ese es el ingrediente estrella del salmorejo de Iznájar, un plato típicamente andaluz de la zona cordobesa y ligado a otros como la mazamorra o el remojón. En este caso, concretamente, lo tradicional es emplear naranja guasintona, aunque nos servirá la que tengamos a mano, mejor si no es muy dulce. Buen aceite de oliva virgen extra -cordobés, si es posible-, bacalao desalado y huevos cocidos completan la ecuación.

Antaño, y aún hoy, era un plato muy vinculado a la vida del campo, dejándose la ensalada macerando antes de faenar para reponer después fuerzas acompañándola, en ocasiones, con pan de higo, aceitunas o cebolla tierna. Es recomendable dejar el salmorejo de Iznájar listo al menos una hora antes de comerlo, pero si solo tenemos unos minutos de marinado también queda muy rico.

Una receta de lo más simple y muy saludable y nutritiva, rica en proteínas y grasas de calidad, con el fabuloso contraste de sabores dulces, amargos y salados. Hace falta pan para acompañar, o sería una peña no mojar todos los jugos.

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