Cómo cortar de forma más fácil las calabazas más duras: el truco infalible del agua caliente

Es una solución sencilla pero de alto impacto y que lleva solo un minuto 

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Inés Vazquez Noya

Editor

Cortar una calabaza puede ser una tarea potencialmente riesgosa y físicamente exigente en la cocina, dada la extrema dureza de su cáscara y su tamaño a veces imponente. Esta dificultad no solo complica la labor, sino que también aumenta el riesgo de resbalones y accidentes con el cuchillo.

No obstante, hay una artimaña de la cocina casera y una solución ingeniosa a este problema. Implica aprovechar el poder del calor para ablandar de forma rápida y superficial la piel de la calabaza, transformando lo que solía ser una lucha en un corte fácil y seguro mediante el uso estratégico de agua hirviendo.

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Este método se fundamenta en la termoplastia superficial de la cáscara. Al verter el agua hirviendo, aunque solo cubra ligeramente la base y se mantenga por un minuto, el calor concentrado se transfiere rápidamente a la capa más externa de la piel.

Este calentamiento rápido provoca que las estructuras de la cáscara se ablanden y se vuelvan más maleables sin alterar significativamente la pulpa interna. Por esto, el cuchillo encontrará una resistencia notablemente menor, permitiendo un corte más limpio y más seguro al reducir la fuerza que debe ejercer el cocinero. 

La gran ventaja de este truco es la rapidez y eficacia localizada. A diferencia de otros métodos que implican el cocinado total o parcial de la calabaza, la exposición al agua hirviendo durante solo un minuto se focaliza exclusivamente en el exterior.

Esto significa que la pulpa mantiene su firmeza y su textura cruda, lo cual es ideal para cocinar luego unos cubos de calabaza en la freidora de aire o milanesa de calabaza o si la calabaza va a ser horneada o cocinada a posteriori entera.

El proceso es muy sencillo: es una fuente amplia y profunda, es perfecta porque asegura que la calabaza se mantenga estable durante el proceso. Tras el minuto de reposo en agua hirviendo, basta con secar ligeramente la superficie antes de proceder al corte. Así, se garantiza no solo la eficiencia, sino la tranquilidad al manipular un cuchillo con un vegetal tan duro.

Más allá de la comodidad, el factor de la seguridad es un punto crucial a destacar. Con este truco hogareño, el riesgo de que el cuchillo se resbale o se desvíe por la excesiva presión se minimiza drásticamente.

Imagen | freepik 

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