La flora intestinal o microbiota es la comunidad de bacterias que naturalmente habitan en nuestro cuerpo que pueden resultar especialmente influidas por nuestro estilo de vida. Te contamos las posibles causas y consecuencias de su alteración y cómo recuperarla con ayuda de la dieta.
Cuando nuestra flora intestinal resulta dañada
Ante episodios fuertes de estrés, el uso extendido de antibióticos que destruyen estas bacterias buenas o bien, una gastroenteritis severa o una dieta de mala calidad que no provea los nutrientes claves para las bacterias de nuestro cuerpo, la flora intestinal puede resultar dañada.
Muchas de las condiciones que pueden alterar la flora intestinal y que mencionamos antes son perfectamente controlables, tales como el estrés o la calidad de la dieta, por ello, es importante su cuidado para que las bacterias que tenemos en nuestro intestino no resulten dañadas y pueden cumplir sus funciones beneficiosas para la salud.
Dado que la flora intestinal influye en el metabolismo y digestión de los alimentos, su daño o alteración puede conducir al estreñimiento así como a períodos de diarrea.
La hinchazón abdominal, gases o heces mal olientes también pueden ser producidas por una flora intestinal dañada.
Sin embargo, además de estos síntomas físicos podemos experimentar cambios de humor, cansancio o a largo plazo, tener un mayor riesgo de sufrir enfermedades como infecciones, depresión, obesidad o sobrepeso o incluso de tipo autoinmunes tal como lo señala un reciente estudio.
Como podemos ver, nuestra flora intestinal es más importante de lo que pensamos, desarrollando una función digestiva, metabólica, hormonal e incluso influyendo en nuestro cerebro, defensas y demás aspectos de nuestro organismo.
Cómo recuperar una flora intestinal dañada
Si hemos pasado por alguno de estos síntomas y lo asociamos a una situación estresante o una causa concreta, es probable que resolviendo esa causa rápidamente nuestras bacterias intestinales regresen a la normalidad.
Pero para contribuir a una microbiota saludable, siempre es recomendable la ingesta de alimentos con prebióticos que representan el sustrato para bacterias beneficiosas, es decir, favorecen o promueven el funcionamiento y crecimiento de algunos tipos concretos de bacterias que influyen positivamente en la salud.
Los probióticos también serán de ayuda y los podemos encontrar en todo tipo de alimentos fermentados tales como yogures, leches fermentadas, kefir, kimchi, miso u otros.
La fibra dietética y todos los ingredientes que la contengan tales como frutas y verduras varias, semillas, frutos secos, legumbres y granos enteros son también bienvenidos y pueden ofrecer prebióticos que incentivan el buen funcionamiento y composición de la flora intestinal.
Otros aspectos que benefician nuestra microbiota son el ejercicio físico regular y el descanso o sueño adecuado que por supuesto, son grandes complementos de una dieta equilibrada.
Claramente, podemos influir con nuestros hábitos favorablemente sobre nuestra flora intestinal y es importante lograrlo para así beneficiar la salud toda del organismo.
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