"¿Qué le doy de merendar?" es una pregunta que a diario se hacen miles de familias cuando tiene que pensar en ese impasse con niños de por medio, entre la comida y la cena, y un dilema en muchas casas.
Encontrar el equilibrio entre lo nutricional y lo gustoso con niños de por medio no siempre es fácil, especialmente si además pretendemos que la opción elegida sea lo más sana posible. No es una cuestión baladí. La obesidad infantil en España está en máximos históricos y buena parte de la responsabilidad recae en la alimentación y en el poco ejercicio físico que realizan.
Además, parte del problema está en que nos han inoculado hasta la saciedad una creencia de productos infantiles, generalmente muy procesados y ricos en azúcares, como una alternativa fácil para alimentarlos. Especialmente si hablamos de la merienda del día a día
La realidad, como explica el nutricionista y tecnólogo de los alimentos Miguel Ángel Lurueña en su libro Del ultramarinos al hipermercado: Un recorrido por los sabores, recuerdos y costumbres de toda una generación, donde explica también cómo los cambios de alimentación han venido determinados por este acceso.
Eso no quita que la fórmula tradicional, en detrimento de la moda de los alimentos infantiles como galletas, cereales, zumos, batidos o quesitos sea mejor. Distribuidos en dos menús, Lurueña explica que hay esa opción "más frecuente en la actualidad" relacionado con esos productos que llevan la etiqueta 'infantiles'.
En el otro lado, lo que considera el "menú tradicional", donde caben "bocadillos donde vamos variando el relleno", citando así a embutidos, queso curado, jamón, chocolate… Insistiendo en que "mucha gente percibe esta opción como saludable", lamentando que "ninguna de las dos opciones sea para tirar cohetes".
Del ultramarinos al hipermercado: Un recorrido por los sabores, recuerdos y costumbres de toda una generación (Imago Mundi)
"No es igual tomar un bocadillo de salchichón que unas galletas con zumo", explicaba, pero "en los dos menús hay un alto aporte energético", lo cual se traduce en calorías y "un alto contenido en ingredientes indeseables como azúcar, sal, grasas de mala calidad nutricional". Además, cita una realidad: "La merienda es, junto al desayuno, la comida donde los niños comen más alimentos insanos".
Para salir de este atolladero, Lurueña sugiere que las meriendas incluyan otro tipo de alimentos como leche, yogur natural, fruta (también la deshidratada), frutos secos, tomates cherry, zanahorias, hummus… O, si apostamos por el bocadillo, por otros rellenos o elementos como el pan integral, el salmón, el atún, los pimientos asados, el queso fresco o la tortilla francesa…
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