Mercados en Roma (II): Mercado Campo de' Fiori

Y siguiendo la serie dedicada a los mercados que empezamos con Roma y el mercado de Testaccio, hoy me gustaría hablarles de otro de los mercados famosos de la capital italiana: el Mercado de Campo dei Fiori.

Campo dei Fiori, a medio camino entre la espléndida piazza Navona y la de Farnese, se convierte cada mañana en uno de los mercados más turísticos de Roma. Decenas de puestos de frutas, carnes, pescados, especias, utensilios de cocina y otras mercancías surgen a primera hora de la mañana y llenan la plaza de color y de miles de aromas: peperoncini, hierbas aromáticas, fungi porcini, radiccio, pasta fresca…

A mediodía, la actividad decae, y da paso al caer el sol a otra más lúdica, pero no menos atractiva, en los bares, restaurantes y terrazas que circundan la misma piazza. Enotecas, cervecerías, terrazas con menús económicos, se hacen los dueños de la noche en este campo de flores que antaño fuera lugar de ejecuciones públicas, hoguera de herejes.

Pero esos tiempos ya quedaron atrás, ahora en Campo de’ Fiori no se oyen más gritos que los de los feriantes anunciando precios y mercancías.

El mercado Campo de’ Fiori

Franqueado por las siempre omnipresentes fuentes romanas —con agua potable y bien fresca, por cierto- se sitúan los puestos en este mercado siempre multitudinario y turístico. Los visitantes pasean desde la vecina plaza Navona y sus esplendorosas fuentes, hacia la cercana y más tranquila piazza Farnese, en su camino hacía la Vía Julia y el Tiber. Un agradable paseo para una mañana soleada.

Y qué mejor para los aficionados a la gastronomía que descansar entre puestos de verdura fresca, ristras de pimientos, aceite de oliva por doquier y pasta fresca. Qué mejor que dejarse sorprender por el rojo intenso de las pencas de ruibarbo, de los tomates maduros, de la acerba achicoria; con la textura de los peperoni secos y el olor de los quesos maduros; con el brillo acerado de las cafeteras formadas en fila de a tres; con los “motocarros” tan anacrónicos como ciertamente útiles…

Colores, olores, gentes, intercambios. Helados, bebidas, comida. Palabras sueltas, conversaciones enteras, precios a viva voz. Carne, pescado, fruta y verdura. Esto es Campo de’ Fiori