48 horas en Haro: qué ver y qué comer en la capital del vino de Rioja Alta, el lugar con más bodegas centenarias del mundo

Aquí encontrarás la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo en el conocido como Barrio de la Estación, pero además disfrutarás de corderos, calles empedradas y mucha historia

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Jaime de las Heras

Editor Senior
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Jaime de las Heras

Editor Senior

Hay corazones que no bombean sangre, sino que bombean vino. Precisamente lo que sucede en Haro, el corazón de Rioja Alta, pegada a las confluencias del País Vasco y Castilla y León, donde el vino prácticamente empapa todo, combinando tradición y patrimonio al albor de una industria vitivinícola centenaria.

Asentada en un meandro del río Ebro y flanqueada por los montes Obarenes, su ubicación estratégica la ha convertido históricamente en un punto de paso obligado entre el interior peninsular y la cornisa cantábrica. Esta localización privilegiada la convirtió ya en época medieval en un cruce de caminos, tanto para viajeros como para comerciantes.

Sin embargo, el gran boom de Haro llegaría en la el último tercio del siglo XIX, cuando la plaga de filoxera arrasó los viñedos franceses y obligó a los bodegueros de Burdeos a buscar nuevas fuentes de aprovisionamiento. La calidad de los vinos riojanos y la reciente llegada del ferrocarril facilitaron que Haro se convirtiera en el punto de salida del vino hacia Francia.

Fue el origen de una revolución económica que transformó por completo la ciudad: aparecieron nuevas bodegas, muchas de ellas aún activas y con prestigio internacional, y surgió una floreciente clase empresarial vitivinícola. De hecho, Haro presume, no sin razón, de haber sido una de las primeras ciudades de España en tener alumbrado eléctrico o sucursal del Banco de España.

Altar Mayor De La Iglesia De Santo Tomas Altar mayor de la Iglesia de Santo Tomás. ©Turismo de Haro.

Hoy, Haro sigue siendo una de las capitales del vino más importantes de España. Su barrio de la Estación, con la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo, es un tesoro enológico y patrimonial que cada año atrae a miles de visitantes. Pero Haro es mucho más que vino.

Su casco antiguo, declarado conjunto histórico, es un compendio de casas solariegas, palacetes y edificios barrocos y renacentistas que hablan del esplendor económico del pasado. La plaza de la Paz, el palacio de Bendaña, la iglesia de Santo Tomás o la basílica de Nuestra Señora de la Vega son sólo algunos de sus emblemas arquitectónicos. En ella no dejes de levantar la cabeza, pues su cúpula, perfectamente adornadas con frescos, es realmente única.

Basilica De Nuestra Senora De La Vega Basílica de Nuestra Señora de la Vega. ©Turismo de Haro.

La ciudad, que recibió su fuero en el siglo XIII, ha sido testigo de esta posición privilegiada y controvertida entre reinos como el de Aragón, de Castilla y de Navarra, por lo que su historia está ligada tanto a las luchas territoriales entre reinos como al auge comercial vinculado al vino. Con un urbanismo que combina calles empedradas, rincones recoletos y espacios abiertos, Haro invita a perderse en su trazado mientras se respira la huella de siglos de historia bien conservada.

Además, Haro se vive intensamente durante todo el año gracias a sus fiestas. Entre todas destaca la Batalla del Vino, celebrada cada 29 de junio en honor a San Pedro, cuando miles de personas se empapan —literalmente— de vino en una de las festividades más singulares de España. A ello se suman sus fiestas patronales en septiembre y una activa vida cultural que gira en torno al vino, la música y la gastronomía, consolidando a Haro como una escapada ideal tanto para amantes del patrimonio como para enoturistas empedernidos.

Día 1 – Mañana: Enoturismo en el corazón del Rioja

Bodegas Bilbainas 11 Copia Fachada de Bodegas Bilbaínas.

Pocos lugares en España pueden presumir de una relación tan íntima con el vino como Haro. La mañana del primer día se antoja perfecta para sumergirse en esta cultura que forma parte del ADN local. El lugar por excelencia para comenzar es el célebre Barrio de la Estación, que acoge la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo.

Locomotora Barrio De La Estacion Muga Copia

A escasos metros unas de otras, se agrupan casas vinícolas que forman parte del origen de la denominación calificada Rioja, como Muga, CVNE, La Rioja Alta S.A., Gómez Cruzado, Roda, Bodegas Bilbaínas o López de Heredia, muchas de ellas aún en manos de las familias fundadoras y casi todas visitables Este conjunto ofrece un viaje sensorial a través de la historia del vino y permite entender por qué Haro es mucho más que un lugar de paso: es una catedral del vino.

Bodegas Roda 6 Copia

Las visitas a las bodegas suelen comenzar a primera hora, con recorridos guiados por las instalaciones donde se explica todo el proceso de vinificación, desde la recepción de la uva hasta la crianza en barricas de roble y el embotellado. Algunas, de hecho, ofrecen experiencias bastante singulares como sucede con el paseo en carro por los viñedos que ofrece Bodegas Roda o por el paseo en globo que se puede reservar en Bodegas Muga.

Gomezcruzado Terraza

En Bodegas Gómez Cruzado, por ejemplo, también se puede disfrutar de una cata maridada en la cual se prueban distintos vinos que luego formarán parte del ensamblaje de sus referencias más conocidas o, por seguir con los hitos, en CVNE encontrarás uno de los pocos trabajos del arquitecto Gustave Eiffel en España. Tampoco te olvidas de ir a La Rioja Alta S.A., donde vas a encontrar el que sea, posiblemente, el mejor museo del vino en la zona.

Cvne2 Nave Eiffel, en CVNE.

La mayoría culmina con catas comentadas en espacios habilitados para ello, donde se pueden degustar distintos vinos acompañados de productos locales como embutidos o quesos. Algunas incluso permiten visitar sus calados subterráneos, verdaderas joyas arquitectónicas excavadas en piedra, donde las botellas reposan en silencio entre muros centenarios. Es una experiencia que va más allá del turismo: se convierte en una vivencia cultural.

Lra3 Copia Visita a bodega en La Rioja Alta S.A.

Para los más curiosos, existen también experiencias más especializadas, como catas verticales, visitas temáticas centradas en la historia de cada bodega o maridajes gastronómicos en sus propios restaurantes. Conviene reservar con antelación, ya que la demanda es elevada, especialmente durante los fines de semana. En definitiva, unas horas intensas que permiten comprender la evolución del vino de Rioja desde sus orígenes hasta la vanguardia actual, todo sin moverse apenas de un mismo barrio. Y con el añadido de que, a diferencia de otras zonas vitícolas más dispersas, aquí todo está al alcance de un tranquilo paseo.

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Comer en Haro: bares de vino y y estrellas Michelin

Aprovechando la pasada por el Barrio de la Estación, existe la posibilidad de comer o tomar el aperitivo en algunos de los bares de vinos (wine bars) que disponen en varias de las bodegas como sucede con Cvne, La Rioja Alta S.A. y Muga. En este último, no dejes de pedir su oreja guisada, una especialidad infalible.

Nublo Patio Comedor 1 Min La sala de Nublo.

También Haro dispone de una propuesta con estrella Michelin, en el casco histórico, como es la del restaurante Nublo, encabezada por el chef local Miguel Caño que, tras pasar años en alta cocina fuera de casa, decidió regresar aquí para montar un restaurante gastronómico donde todo gira en torno al fuego.

Nublo Equipo 13 Min

No es una frase hecha, pues no hay nada de lo que se coma en Nublo que tenga otra intervención térmica que no sea la que proviene directamente de la leña o del carbón; ni gas, ni electricidad.

Nublo Bonito En Sarmiento Min Bonito en sarmiento.

La propuesta se convierte así en una inmersión histórica en la forma de cocinar, prestando mucha atención a la calidad de los ingredientes y al origen, pero no haciendo una cocina riojana al uso, sino cogiendo detalles de ella. Lo que sí hay es una potentísima carta de vinos donde, evidentemente, los vinos de Rioja son los grandes protagonistas en un listado de más de 1.000 referencias.

Nublo Bodega 11 Min Bodega de Nublo.

Un auténtico lujo con el sello Michelin que, además, ocupa un antiguo palacete totalmente restaurado pero respetando su edificación, que merece mucho la pena descubrir si pasamos por Haro.

Día 1 – Tarde: Patrimonio y sabor en el casco antiguo

Plaza De La Paz Plaza de la Paz. ©Turismo de Haro.

Después de la experiencia enológica de la mañana, la tarde invita a descubrir el pulso urbano de Haro. El punto de partida ideal es la Plaza de la Paz, corazón del centro histórico, rodeada de soportales y edificios nobles que han visto pasar siglos de historia. Desde aquí se accede fácilmente a una red de calles empedradas que serpentean entre palacios, casonas blasonadas y antiguos conventos.

Banco De Espana Banco de España. ©Turismo de Haro.

Uno de los principales hitos arquitectónicos es la iglesia de Santo Tomás, una imponente construcción de estilo gótico tardío con una singular portada plateresca atribuida a Felipe Bigarny, escultor de la catedral de Burgos. Su torre barroca, visible desde gran parte de la ciudad, actúa como faro del casco antiguo.

Siguiendo la calle Santo Tomás se llega al palacio de los Condestables y, un poco más adelante, al de Bendaña, que acoge en la actualidad el centro de interpretación del vino y una pequeña sala de exposiciones.

Museo Del Torreon C Turismo De Haro Museo del Torreón. ©Turismo de Haro.

No dejes de pasar tampoco frente al aspecto majestuoso del edificio del Banco de España. Para quienes busquen una visión panorámica del arte regional, el Museo del Torreón es una parada obligatoria: ubicado en una torre medieval restaurada, su colección abarca desde pintura contemporánea hasta escultura riojana.

Al caer la tarde, el ambiente en Haro se transforma. Los bares comienzan a llenarse de vecinos y visitantes en busca del aperitivo o de una cena temprana. La ciudad cuenta con una oferta de las barras que conforman 'La Herradura' que va desde los clásicos pinchos riojanos —como el champiñón a la plancha con ajo o las patatas bravas— hasta menús más elaborados con ingredientes de la huerta local y carnes de la sierra cercana. Es recomendable dejarse guiar por el bullicio y entrar en algún local donde la barra sea protagonista.

Cena en Haro: haciendo 'La Herradura'

No engaña La Herradura, la zona de bares de Haro, pues en pleno centro hace una forma semicircular donde vas a encontrar la mayor parte de la oferta hostelera harense y que, tras una mañana más gastronómica, es perfecta para rematar el día en sus barras, bebiendo vinos por copas y con una propuesta más coloquial.

Los Canos Espacio de Los Caños.

No obstante, 'La Herradura' no está sola, porque se continúa en la Plaza de San Martín, donde también encontrarás varios bares en los que continuar el paseo de pintxos y barras.

Algunas referencias infalibles si estamos en la zona son el Café El Sol (toma nota también para el desayuno), con su tortilla de patatas; Bar Tormo, si queréis algún cóctel, pero sobre todo, dos leyendas: el Chamonix y el Beethoven.

Champinones Del Chamonix Los champiñones del Chamonix.

El primero es el templo de la plancha, sobre todo de champiñones, la sepia y los pinchos morunos. El Beethoven, por su parte, también es restaurante de mesa y mantel, aunque tiene una potentísima barra de donde no deberías marcharte sin probar su pimiento relleno de setas o el canutillo de bacalao.

Barra De Pinchos Del Beethoven Barra de pinchos del Beethoven.

Tampoco hay que perder de vista Los Caños que, además, ganó en 2025 el premio al mejor montado de ibérico de España, y que ha sabido mezclar ese poso de la tradición con una cocina algo más refinada y que también permite jugar a la barra o disfrutar de su mesa.

Día 2 – Mañana: Paisaje entre viñedos y miradores

Tras un primer día centrado en el vino y el casco urbano, la segunda jornada comienza con una propuesta más natural. Haro está rodeado de un paisaje que cambia de color según la estación, dominado por extensiones de viñedos, colinas suaves y caminos rurales. Una de las excursiones más atractivas es la que lleva a los Riscos de Bilibio, a unos pocos kilómetros del centro.

Este enclave no solo es célebre por acoger cada 29 de junio la Batalla del Vino, sino que también ofrece una de las mejores vistas panorámicas del valle del Ebro. Desde lo alto se puede contemplar la confluencia del río con los campos de viñedos, con la ciudad de Haro al fondo.

Queso Los Cameros Queso Los Cameros.

Para quienes buscan una caminata más prolongada, existen rutas senderistas que conectan Haro con pueblos cercanos como Briones o San Vicente de la Sonsierra, ambos con interesantes atractivos culturales y gastronómicos. A lo largo del recorrido se alternan caminos de tierra, tramos entre viñas y algún bosque de ribera.  Si se prefiere una opción más pausada, se puede optar por un paseo en coche tomando referencias de pueblos cercanos, también presentes en la Ruta del Vino de Rioja Alta.

Del mismo modo, hay una cita gastronómica curiosa e ineludible en las afueras de Haro: la empresa Los Cameros - Lácteos Martínez, una quesería con años de tradición y una de las pocas de toda La Rioja que produce el queso con DOP Los Cameros. Aquí, además de poder comprar y degustar sus productos, también hacen visitas guiadas en la fábrica, contando no solo el proceso de producción, sino también la historia de este queso tan singular y, a menudo, tan desconocido.

Día 2 - Comida: patatas y corderos

Si no quieres retomar el paso del wine bar; opciones para sentarte a la mesa en Haro hay muchas para recuperar el peso y el poso de la tradición ante buenas cazuelas, buenas carnes y mucha calma.

Cordero Asado C Terete Cordero asado. ©Terete.

Una referencia imprescindible en Haro es la del Terete, una referencia de finales del siglo XIX que, desde entonces, lleva la voz cantante en lo que es el asar cordero y en preparar sus chuletillas, todo refrescado con el vino local. Un sitio icónico, con la eterna impronta de asador, que no falta en ninguna ruta gastronómica.

Con un ticket algo más amable, también en la parte vieja de Haro, El Jarrero es otra buena parada –sobre todo en sus calados– para comer chuletillas de cordero y carnes a la brasa a precios comedidos. De aquí tampoco te vayas sin probar sus bravas.

Los Calados De El Jarrero Los calados de El Jarrero.

Otra buena idea para sentarse a la mesa es la de Alboroque, aunque aquí sí se retoca más la cocina y la estética y estilo es menos tradicional, aunque de mucha calidad que, si quieres salir del terreno de chuletas, chuletillas y cucharas clásicas está muy bien.

Día 2 – Tarde: Regreso al Barrio de la Estación y despedida con sabor

Para cerrar estas 48 horas en Haro, nada mejor que volver al punto de partida: el Barrio de la Estación. Las bodegas que quedaron por visitar el primer día son ahora una buena excusa para regresar con el paladar más afinado. Algunas de ellas proponen experiencias más gastronómicas, como catas maridadas, menús degustación o incluso talleres sensoriales.

Cata Tasting

También hay opciones para quienes viajan en familia, con actividades adaptadas a todos los públicos. Al tratarse de bodegas cercanas entre sí, es posible visitar dos o tres sin sentirse apurado y combinarlo con una comida en sus propios restaurantes o en alguno de los locales del entorno.

Esta segunda visita permite apreciar mejor los matices entre unas casas vinícolas y otras: las más tradicionales conservan métodos artesanales y estéticas decimonónicas, mientras que las más modernas apuestan por diseños vanguardistas y tecnología puntera.

Roda2 Copia Picnic en el Balcón del Ebro. ©Bodegas Roda.

El contraste entre ambas se convierte en parte del atractivo. Además, algunas bodegas disponen de terrazas con vistas a los viñedos o jardines interiores donde tomar una copa en un ambiente relajado. La tarde se convierte así en un momento perfecto para saborear con calma lo aprendido, degustado y descubierto.

Antes de marcharse, conviene dar un último paseo por la ciudad o incluso acercarse a alguna tienda especializada para llevarse a casa una botella de recuerdo. Haro no es solo un destino para los aficionados al vino: es una ciudad con carácter, donde la tradición se vive con orgullo y el visitante es recibido con los brazos abiertos.

Imágenes | Turismo de Haro / Ana Díaz en iStock

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