Son muchos los maravillosos parques y jardines públicos que hay en España. Ejemplos y nombres no faltan. Por citar algunos, aunque no estén todos los que son, resulta casi imposible no pensar en parques como El Retiro, en Madrid; el Parc Güell, en Barcelona; el Parque de María Luisa, en Sevilla; Antiguo Cauce del Río Turia, en Valencia, o el Parque de la Magdalena, en Santander.
Todos, con sus pequeñas o grandes diferencias, son esencialmente iguales. Pueden ser de más o menos tamaño. También ofrecer más o menos servicios o utilizarse de formas muy diversas.
Sin embargo, hay un parque en España que no se parece a ningún otro parque de nuestro país. Y, siendo sinceros, tampoco se parece a casi ningún parque de toda Europa.
Para ello nos tenemos que ir a Pamplona, capital de la Comunidad Foral de Navarra, para ver un parque cuyas características nos trasladan a miles de kilómetros de la península ibérica.
Hablamos del Parque Yamaguchi, también llamado Jardín Japonés Yamaguchi, situado en el barrio Ermitagaña de la capital navarra y que constituye uno de los pocos jardines japoneses que encontramos en Europa.
El porqué del Parque Yamaguchi
¿Qué hace un parque como tú en un sitio como este? Para entender la historia del Parque Yamaguchi nos debemos trasladar al año 1980, cuando Pamplona se hermanó con la ciudad nipona de Yamaguchi, una de las primeras en ser evangelizadas en el siglo XVI por San Francisco Javier, miembro fundacional de la Compañía de Jesús y también patrón de Navarra.
A través de esta relación, la ciudad de Yamaguchi financió la construcción en 1997 de un jardín japonés, diseñado exclusivamente por paisajistas de Japón, y que lo hacen único en sus características. De hecho, la mayor parte de plantas y árboles son propios de Japón, además de contar con elementos muy reconocibles de esta tradición fuertemente arraigada en el país del Sol Naciente.
Es lo que sucede con especies como el cerezo japonés o el ginkgo biloba, además de otras especies que también se encuentra en Asia y América como sucede con el sauce llorón, el ciprés de los pantanos, los arces, así como robles, secuoyas y acebos.
El parque, con unos 80.000 metros cuadrados de extensión, consta así de algunos de estos referentes propios del clásico jardín japonés como el géiser o el palafito, además de disfrutar de un estanque con puente y cascada, lo cual lo convierte en uno de los refugios favoritos de los pamploneses en los meses de calor.
Imágenes | Foto de apertura By Xabier Marín López, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=53590711
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