Aunque Madrid puede parecer una gris jungla de asfalto, también ofrece -cada vez menos- espacios verdes donde refugiarse un poco del estrés urbano. El Retiro es un verdadero oasis verde en medio de la ciudad, pero existe otro parque de grandes dimensiones mucho menos conocido que sin embargo es una joya natural del patrimonio madrileño por su historia y su carácter tan particular.
Para llegar a este pulmón verde tenemos que dirigirnos hacia el noroeste, en el distrito de Moncloa-Aravaca, donde se encuentra el barrio de Ciudad Universitaria. Allí se despliega la Dehesa de la Villa, el único parque forestal de Madrid cuya gran singularidad es que mantiene su condición de bosque, sin ajardinar.
Abierto, de acceso totalmente gratuito y sin masificaciones turísticas, este parque ocupa actualmente 64,5 hectáreas de terreno natural a 700 m de altitud, con diferentes zonas, espacios y puntos de interés recorridos por varios caminos de tierra que ofrecen un entorno único para desconectar en plena naturaleza sin salir de la ciudad.
Su origen se remonta al siglo XII, cuando se produjo la cesión de los terrenos de Alfonso XII a la Villa de Madrid, aunque las primeras referencias documentadas nos sitúan ya en 1434, refiriéndose al espacio como Monte de Amaniel. Bajo sus terrenos se construyeron los depósitos y conductos de los Viajes del Agua de Amaniel, que suministraban agua a las fuentes de la Villa y al Real Alcázar.
Antiguamente estaba poblado de cedros pero en tiempos de Isabel II se comenzó la repoblación con pino carrasco y pino piñonero; hoy la Dehesa de la Villa está poblada también por almendros, encinas, fresnos, olmos, chopos, madroños, abedules, castaños y algunas especies frutales, entre otros. En sus espacios colindantes se sitúan también agradables zonas ajardinadas.
Su riqueza natural reside también, y muy especialmente, en ser hogar de una rica avifauna con más de 70 especies localizadas, siendo así un lugar ideal para el avistamiento de aves, uno de los servicios que se promueven desde el propio observatorio que tiene el parque. Además, en la Dehesa se promueven talleres de reciclaje, hortícolas y diversas actividades, encontrándose además rutas y circuitos para bicicletas y espacios para practicar deportes y juegos como la petanca y el chito.
Dada la importancia histórica y natural de la Dehesa, la Comunidad de Madrid ha iniciado los trámites para que sea declarada Bien de Interés Cultural como Paisaje Cultural. Este reconocimiento le otorgará una protección especial con la que se desarrollará un plan específico para preservarla de posibles daños y recuperar su riqueza natural, mermada en los últimos años por la mayor afluencia de vecinos, fenómenos meteorológicos y la subida de temperaturas.
Fotos | Zupez zeta - Adrià Ariste
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