La ciudad de Murcia tiene un patrimonio histórico-artístico, cultural y culinario que debería ser envidiable, y que sin embargo no ha sabido ponerse en valor como merecería. Ahora parece que poco a poco va haciéndose un hueco como destino de referencia gastronómico, con una cocina que ha sabido absorber muchas influencias para crear una identidad propia.
El buen clima y la multitud de locales que llenan el centro convierten a Murcia en un lugar perfecto para disfrutar del aperitivo, el tapeo, las terrazas y las raciones compartidas en barra todo el año. Junto a esta cocina más informal han ido surgiendo voces propias de nuevos cocineros con restaurantes que ofrecen propuestas personales para quienes busquen una cocina más creativa y refinada, aunque nunca se pierden de vista las raíces de la tierra.
Los cinco platos más típicos de la gastronomía murciana
La cocina murciana es un reflejo puro de su situación geográfica y su pasado histórico. En sus platos se deja ver la identidad propia de la cocina mediterránea levantina pero también está la huella andaluza y manchega, sin olvidar el peso de la cultura árabe. Y como nexo de unión de todo está la huerta y sus tradiciones, el auténtico patrimonio local que intenta sobrevivir a pesar del poco respeto que se ha tenido por conservarlo en condiciones.
Por suerte, es la cocina más tradicional la que sigue presente en muchas casas y que se mantiene en los principales bares de tapas y restaurantes, con los productos de la huerta como grandes protagonistas.
Verduras y hortalizas, frutas y frutos secos, arroces y legumbres protagonizan muchos platos, además de multitud de productos del cerdo. Las carnes se completan con conejo, cordero y cabrito, que compiten con los pescados y mariscos que llegan de la costa cercana, sin olvidar los salazones.
1. Marinera (y sus variantes)
Es LA tapa que no puede faltar en una visita a las barras murcianas. Consiste en una rosquilla larga de pan crujiente sobre la que se deposita una generosa capa de ensaladilla -a la murciana-, la cual a su vez actúa como cama de una anchoa. Por supuesto, hay opiniones para todos los gustos sobre cómo debe ser la marinera perfecta y dónde preparan la mejor; toca probar varias opciones antes de lanzar un veredicto.
Lo importante es que la rosquilla sea fresca para que aguante, que la ensaladilla esté esponjosa y jugosa sin desparramarse, y que la anchoa sea de primera calidad. En algunos lugares cortan el pescado en tres piezas para poder comerla mejor.
Si en lugar de anchoa lleva boquerón se denomina marinero; cuando tan solo tenemos la rosquilla con ensaladilla tenemos una bicicleta, y la unión de boquerón y anchoa es un matrimonio.
2. Zarangollo
Plato humilde típicamente huertano que aprovecha las hortalizas de temporada para crear un bocado muy sabroso, nutritivo y saciante, que además apetece a cualquier hora del día, caliente, tibio o incluso fresco, como si fuera una ensalada.
Parte de una fritada de calabacín y cebolla cocinada sin prisas para dejar las hortalizas casi deshechas, pudiendo llevar o no también patata. Al final se añaden huevos batidos para crear una mezcla jugosa y esponjosa, sin dejar que cuajen del todo, como si fuera una tortilla. El zarangollo jamás debe ser seco ni tampoco resultar muy aceitoso, perfecto para mojar pan.
3. Pastel de carne
El pastel de carne murciano es una especialidad única de la que nunca he encontrado nada parecido en nuestro país, ni fuera. Jorge Guitian ahonda aquí sobre sus características y posible origen, relacionándolo con un producto también peculiar de Portugal. En cualquier caso, salvo que seas vegetariano, es obligatorio probarlo.
Consiste en una especie de empanada -más bien un tipo pie anglosajón- con base de masa quebrada, relleno jugoso y generoso y una tapa superior hojaldrada de muy compleja elaboración, en finas y crujientísimas capas circulares superpuestas. La receta del relleno puede variar según el maestro, pero esencialmente se compone de un picadillo de carne que guarda en el centro piezas de chorizo y huevo duro.
4. Arroces
Siendo una cocina levantina tampoco faltan los arroces, contando con la influencia alicantina y una gran materia prima, como es el arroz bomba de Calasparra con Denominación de Origen. En la ciudad de Murcia abundan más los arroces de la huerta pero hoy en día también llegan muchos productos de la costa para hacer versiones marineras. El caldero, eso sí, yo recomiendo tomarlo mejor en el litoral, que para algo nació en el mar.
Arroz huertano con hortalizas de temporada, con costillejas (costillas de cerdo), arroz y conejo, arroz con serranas (caracoles)... En Murcia también es un plato típico de fin de semana pero es fácil encontrarlo como parte de los menús del día de muchos locales, en raciones o como especialidad para compartir. Nos gusta tomarlo con limón partío en la mesa para regarlo al gusto.
5. Paparajotes
Y hablando de limón, el paparajote no podía faltar como dulce icónico murciano. La repostería de Murcia es mucho más variada y tiene muchas especialidades tradicionales que merece la pena descubrir, pero sin duda los paparajotes se han ganado su puesto como postre más popular y querido.
Es simplemente una masa muy líquida de huevo, azúcar y harina en la que se rebozan hojas de limonero antes de freírlas en abundante aceite. Se terminan con una mezcla de azúcar y canela y se sirven calientes, recién hechos, procurando apartar la hoja interior que solo sirve como sostén y para dar su delicioso aroma al dulce.
Bares de raciones y tapas
Para comer bien sin dejarse el bolsillo en Murcia solo hay que patear el centro histórico. Conviene evitar los puntos turísticos más cercanos a monumentos y museos -mejor evitar la Plaza del Cardenal Belluga, donde luce la catedral en su esplendor, y alrededores, y simplemente seguir a las multitudes locales que abarrotan barras y terrazas.
Hay dos grandes zonas de tapeo: “las tascas”, en la zona de la Facultad de Letras, con gran ambiente universitario pero también con público de todas las edades, y la Plaza de las Flores, al otro lado de la Gran Vía. También hay buenos locales por el Barrio de San Juan y Santa Eulalia, aproximándonos a la Plaza de Toros, y en la Avenida Alfonso X que, esperemos, pronto será completamente peatonal.
Las Jarras
Una de las tabernas míticas del ambiente universitario que prácticamente no ha cambiado nada en treinta años. Buenas cañas y tapeo básico pero con el que quedarse bien satisfecho, y con ese sabor a “auténtico” que solo tienen este tipo de sitios de toda la vida. Ricas bravas, tigres y montaditos, especialmente los de queso a la plancha y sobrasada.
Aquí además son famosos los Reclutas, que tienen incluso versión especial y generan competiciones y retos para ver quién aguanta a comer más. Es un pincho que consiste en un panecillo relleno de magra de cerdo, frito en freidora y servido con una generosa capa de salsa picante.
Calle Mesegueres, 1
El Garrampón
Otro bar emblemático que continúa conquistando a nuevas generaciones de estudiantes que siguen acudiendo a hacerse un hueco muchos años después de terminar sus años universitarios. Toda la cocina de nuevo es muy típica con recetas caseras tradicionales, siempre con producto local y sin florituras.
Suelen bordar las patatas, muy buenas simplemente asadas acompañadas de su ajo -alioli-, las tostas y los montaditos, muy variados. Además tienen embutidos murcianos y hacen buenos guisos, destacando los típicos michirones, plato imprescindible de la cocina huertana.
Calle Siervas de Jesús
Los Zagales
Es raro pasar por la puerta y no ver gente dentro, conviene ir pronto para coger sitio ya que tiene buena fama entre los locales y está en un lugar de paso muy turístico, cerca de la Catedral. Bar de tapas típicas con ambiente también típico, quizá algo antiguo o más bien nostálgico, con muchas fotos de otros tiempos y barriles en el techo.
La carta es variada en tapas, raciones, montaditos y tostas, con muchas referencias clásicas locales entre las que no faltan la marinera, la ensalada murciana, los michirones, el zarangollo, los caballitos o el pulpo al horno.
Calle Polo de Medina, 4
Las Mulas
Todo un clásico para tapear en la zona de la Plaza de las Flores, recientemente renovado pero que mantiene el espíritu original de buen tapeo sin florituras superfluas, aunque yendo un poco más allá de la taberna más de barrio. Hay menú del día durante la semana con guisos y arroces según la temporada.
En la larga barra se exponen las tapas del día y otros productos típicos murcianos, aunque también se puede comer en mesa. El producto es de gran calidad, con hortalizas y verduras muy sabrosas y buena selección de pescados y mariscos de la lonja.
Calle Ruipérez, 5
Pastelería Café Bar Zaher
El pastel de carne normalmente se puede comprar en pastelerías y panaderías por toda la ciudad, pero en el Zaher además puedes tomarlo con unas cañas y algo más de picoteo.
El original cerró hace no mucho por jubilación y casi crea un cataclismo en la ciudad; por suerte sus herederos volvieron a la carga reabriendo un local renovado que sigue ofreciendo uno de los mejores pastelicos de Murcia -si no el mejor, según a quién se pregunte-.
Calle Riquelme, 13
Restaurantes donde comer bien y barato
Si queremos sentarnos para comer un poco mejor, en el sentido de buscar mantel, servicio más personalizado y menos codazos, hay muchos locales que compaginan el alma de taberna con un comedor un poco más amplio. La cocina tradicional suele ser la apuesta más segura en los locales que llevan muchos años con la confianza del público local.
Los Navarros
En la calle donde se sitúa este restaurante-taberna encontramos varios sitios clásicos y nuevas aperturas que buscan atraer con propuestas más modernas, pero solo los más míticos como Los Navarros siguen al pie del cañón. En este caso tenemos la opción de tapear de forma más informal o apostar por el comedor o la terraza, en la plaza contigua.
Aquí hay una carta extensa de nuevo con la cocina murciana más tradicional de base. Buen producto, buena ejecución y pocas sorpresas, todo a un precio más que razonable. Gran selección de tapas típicas, tostas, ensaladas y raciones, buenos embutidos, varios arroces y buenos platos de pescados y carnes, además de postres caseros. Hay menú del día a 10€ en mesa de dos platos -con variadas opciones a elegir-, pan, bebida y postre de la casa.
Calle Simón García, 9
Pura Cepa
Cruzando la mencionada plaza del Cristo del Rescate vemos haciendo esquina este local que abrió hace ya unos cuantos años sorprendiendo al público de la zona. Ofrece una carta que parte de los productos y recetas tradicionales de Murcia pero con una visión renovada, utilizando técnicas más modernas y toques actuales más creativos, cuidando mucho la presentación.
En su carta hay una variada oferta de tapas y entrantes, embutidos y quesos seleccionados y varias opciones de carne y pescado. Son populares las croquetas de gamba roja, el pulpo, los platos de verdura y las mini hamburguesas. Además, como no podía ser menos con ese nombre, tienen una amplísima bodega y mediante el "Puro Vino Club" organizan actividades y catas.
Plaza Cristo del Rescate, 8
La Pequeña Taberna
En la Plaza de San Juan y calles cercanas también se encuentran buenos locales ya clásicos en la gastronomía murciana, donde normalmente se viene en familia o grupos de amigos. Este restaurante es otro de los de toda la vida que siguen confiando en la materia prima y los sabores de siempre, pero con un punto más en calidad, ciertos toques creativos y algo de humor.
El ambiente “rústico-chic” del que hace gala te recibe desde la calle, con un despliegue decorativo algo exagerado de productos de la huerta y enseres tradicionales, algo que continúa en el interior. Hay recetas de toda la vida pero con un punto personal, como los famosos Huevos de Miguel -huevos rotos con patatas panadera y virutas de jamón ibérico- o el “calamar negro y feo”. Las raciones suelen ser abundantes y se puede comer por unos 25-30€, aunque el banquete puede subir hasta los 45-45€.
Plaza San Juan, 7
Jota Ele
La estética del local es curiosa por el alicatado blanco y el ambiente en general algo retro, pero el interior es agradable y también dispone de buena terraza. Está a un paso de la Plaza de las Flores y puede ser un buen sitio para empezar a tapear o directamente para entrar a comer o cenar en otro plan.
El Jota Ele es otro restaurante que resiste al paso del tiempo y aquí intentan cuidar mucho al cliente, quizá a veces pasándose con la atención si uno no está acostumbrado. Sus alcachofas con jamón y las croquetas reciben buenas alabanzas, así como la fideuá con bogavante, guisos caseros y pescados de la lonja del día. Precio medio de 30€, dependiendo de las bebidas.
Plaza Santa Isabel, 6
Restaurante Real Casino
El Casino hay que visitarlo sí o sí, aunque no sea para comer. Aquí ya hemos hablado de este lugar emblemático, un palacete del siglo XIX restaurado y acondicionado para uso de los socios y disfrute de los visitantes, que además dispone de espacio para exposiciones y, por supuesto, un estupendo restaurante.
El comedor se sitúa en un patio interior muy agradable que invita a relajarse y disfrutar sin prisas. Aquí se ofrece una cocina que aúna tradición y modernidad, partiendo de las raíces murcianas de la huerta pero adaptándolas a técnicas y presentaciones más modernas. La carta incluye varios entrantes -muy buenos salazones-, hortalizas locales más vanguardistas y platos de carne y pescado de temporada. Para comer bien por unos 30€.
Calle Trapería, 22
Keki Tapería
El restaurante de Sergio Martínez se ha convertido en uno de los mejor valorados por público y crítica en muy pocos años, gracias a una cocina creativa que sorprende por la calidad de las propuestas, siempre con una base de producto de primera categoría.
Keki es perfecto para comer o cenar tapeando cuando queremos subir un poco de nivel y nos hemos cansado de los platos de siempre. Por unos 30€ tendremos una experiencia gastronómica estupenda, con propuetas como la ostra con manzana y aliño asiático, el pepito de ternera y mantequilla o las gambas del mediterráneo con bearnesa de azafrán. Hay menú degustación por 35€, sin bebida.
Calle Fuensanta, 4
Restaurantes de precio alto
Para una ocasión más especial subiendo algo más de precio también tenemos buenas opciones donde darnos un pequeño -o gran- homenaje. Aunque algunos de los mejores establecimientos obligan a desplazarse fuera del centro, también hay restaurantes no muy alejados del casco histórico donde merece la pena rascarse el bolsillo sin dejar las raíces murcianas.
Alborada
Muy cómodo por su situación en pleno centro, Alborada es una estupenda elección si buscamos algo un poco más especial y cocina más refinada. Tiene una barra donde se puede tapear o tomar el menú del día y un salón de ambiente moderno muy agradable, además del reservado especial.
El chef David Muñoz cuenta con la experiencia heredada de su padre y describe así la filosofía del restaurante: "Nuestra cocina trata de avanzar desde unos valores tradicionales, con un delicado y personal tratamiento del producto". Cocina de mercado, productos de primera calidad y recetas con un punto creativo y ejecución impecable. Destacan particularmente sus pescados y mariscos.
Calle Andrés Baquero, 15
Taúlla
El joven cocinero Julio Velandrino abrió su particular restaurante después de ganar cierta popularidad tras su paso por Top Chef. Se encuentra al norte de la ciudad, en Espinardo, dentro de un antiguo molino de pimentón que le da un ambiente muy especial. A Taúlla se va a dejarse sorprender por la cocina de mercado más actual con platos vanguardistas donde prima, sobre todo, el amor por las verduras.
Pero Velandrino también borda los platos con sabores marineros, con creaciones muy originales que dan la vuelta a los arroces de toda la vida y ya enamora con alguna que otra arriesgada presentación. No hay carta tradicional, el menú cambia según la temporada y es obligatorio reservar.
Calle Antonio Flores Guillamón, 2 (Espinardo)
Local de Ensayo
En otro extremo de la ciudad se encuentra el restaurante de David López, quien practica una "cocina de experimentación elaborada con mucho corazón". Muchos señalan sus propuestas como el renacer de la cocina creativa en Murcia, y hay quien apunta a que la estrella Michelín no tardará en llegarle.
David López presenta platos vanguardistas con técnicas diferentes basadas en años de pruebas y experimentación para sorprender con la mejor materia prima. Hay dos menús cerrados, de 45€ y 60€ sin bebidas, con recetas sugerentes como el Profiterol de carne a la moruna y emulsión de aceituna Kalamata, el Pulpo al kamado, puré de sobrasada y papel de tinta o la Paloma de caza, café e interiores.
Calle Policía Ángel García, 20 (Puente Tocinos)
Desayunos y meriendas
En Murcia hay multitud de cafeterías por toda la ciudad y bares con buenas opciones para desayunar y merendar, sobre todo en torno a la calle Trapería y la plaza de Santo Domingo. El repertorio habitual incluye siempre pan tostado con aceite y/o tomate -opción de mermelada y mantequilla en casi todas partes-, pincho de tortilla, empanadillas, repostería tradicional y cruasanes. Entre los cafés hay que destacar el asiático -original de Cartagena-, aunque va algo cargado para tomar por la mañana.
Son buenas opciones el Café Martínez (Plaza de Santo Domingo, con variedad de tartas y algún que otro dulce argentino), Caffeto To Vintage (Plaza Joufre, buena variedad de repostería casera), Drexco (Calle Trapería, un clásico y siempre muy concurrido), Café Lab (Plaza de los Apóstoles, para sibaritas del café con muchas opciones de especialidad), Socolá (Calle Mariano Vergara 5, su especialidad es la repostería americana, tienen un brunch muy solicitado) y Pan Moreno (Calle San Antonio y Calle Jara Carrillo, panadería artesanal de referencia con gran variedad de harinas, masa madre y muchos dulces tradicionales).
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