El pueblo medieval murciano con un castillo amurallado en un impresionante macizo rocoso, tan encantador como infravalorado

A los pies de Sierra Espuña se alza este pequeño municipio lleno de historia y naturaleza que aún pocos turistas conocen

Aledo
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Para conocer todo lo que la Región de Murcia tiene que ofrecer no solo hay que seguir el litoral o adentrase en la huerta del Segura, sino también poner rumbo a tierras del interior. Visita imprescindible es el Parque Regional de Sierra Espuña, pulmón verde de la Comunidad a tan solo 40 kilómetros de la capital murciana, en cuyo entorno encontramos además pueblos y aldeas todavía poco masificados por el turismo.

Enclavado en lo alto de un imponente macizo rocoso, al pie de de la vertiente meridional de Sierra Espuña, se distingue desde lontananza la silueta inconfundible de Aledo, a más de 650 metros sobre el nivel del mar. Con una población censada de apenas un millar de habitantes, Aledo es una joya viva de la historia medieval de la zona y un punto de partida ideal para explorar el bello entorno a través a de sus numerosas rutas en la naturaleza.

La situación estratégica de la villa sería determinante para el primer desarrollo urbano por parte de la dominación musulmana, que aprovechó la elevación rocosa para levantar la primera fortaleza militar de la cual se tienen noticias ya en fuentes del siglo X. Con la Reconquista cristiana la fortaleza se desarrollaría a lo largo del macizo protegida por las murallas, entregándose al Maestre de la Orden de Santiago, Palay Pérez Correa, por parte del rey Alfonso X.

De aquellos orígenes medievales la villa mantiene su estructura urbana, su patrimonio histórico cultural y un legado arquitectónico que se respira por sus calles y callejuelas. Aledo, por sus dimensiones, no requiere una gran inversión de tiempo para recorrer su entramado, pero sí merece dedicarle su tiempo para explorar los rincones y conocer todos sus monumentos antes de hacer un alto en el camino.

Aledo Calle

Lo más fácil para el visitante es dejar el vehículo en la plaza Diputación para emprender la subida hacia la zona fortificada de lo que fuera el recinto del castillo. El pueblo desvela sus encantos con cuestas que suben y bajan, viviendas tradicionales mediterráneas que se adaptan al terreno y detalles que llenan al pueblo de un encanto especial como los murales que homenajean a la vida tradicional, sus vecinos y oficios.

De reciente restauración, la Torre del Homenaje se alza imponente en el punto más alto, junto a la iglesia de Santa María la Real, a caballo entre el barroco tardío y el neoclásico, que también merece una visita. A su lado, se alza la Puerta de las Tradiciones, un monumento escultórico contemporáneo que homenajea las tradiciones conservadas por los vecinos.

Si ya la vista desde la plataforma que acoge la Torre es digna de admirar, lo es mucho más el paisaje que se contempla al acceder al tercer nivel de la misma. El pequeño coste de la entrada permite subir y explorar las distintas plantas, con una pequeña exposición de su Centro de Interpretación, hasta salir bajo el cielo del último nivel donde contemplar un paisaje de enorme belleza. En días claros, que suelen ser mayoría en la zona, la mirada se pierde en la lejanía.

Aledo Torre

Otros puntos de interés en la villa son la Picota del siglo XVI, única conservada en toda la Región de Murcia, los vestigios conservados de la muralla medieval y monumentos locales como el busto al trovero 'Juan Rita'. Además se mantiene la tradición artesanal de la alfarería y cerámica, con talleres visitables y comercios donde adquirir productos, y es el pueblo punto de partida de numerosas rutas de senderismo como el paraje de Las Cuestas, la Rambla de los Molinos o el entorno del Arco de Aledo.

Una estancia más larga puede dar para explorar más a fondo el entorno, con la impresionante ruta del Estrecho de la Arboleja como plan más cercano perfecto para ir en familia, y todo lo que Sierra Espuña tiene que ofrecer en su extenso territorio. Además, merece la pena conocer Aledo en su Semana Santa, con la celebración del Auto de los Reyes Magos en Navidad o la popular Noche en Vela de finales de agosto, cuando toda la villa se convierte en un cuento lleno de magia.

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