Liliana Fuchs
EditorDifícilmente podría haber imaginado el zaragozano José Antonio Lucia que aquel humilde bar que abrió en 1985 iba a triunfar casi medio siglo más tarde con sus dulces caseros. Y menos aún que la estrella del local fuera la tarta de queso, una desconocida por aquellos años que hoy atrae a golosos de toda la ciudad al Café Luis Buñuel, donde su autora, Carmen Asensio, no necesita más publicidad que el boca oreja de su fiel clientela; quien la prueba, repite.
Con su tradicional fachada de cafetería de barrio, el Buñuel sigue abierto hoy en el mismo local que emprendió su aventura 40 años atrás, en la calle García Sánchez, en el barrio de Las Delicias de Zaragoza. Aunque Lucia abrió el negocio como el típico café bar de toda la vida, pensado más para dar servicios de tarde combinando sobremesas y las primeras copas, Asensio supo darle una nueva vida al tomar las riendas con la jubilación de su dueño.
Fue en 2019, apenas un año antes de la pandemia, justo a tiempo para encarar una reforma que supo renovar el local sin que la cafetería perdiera su esencia, pero adaptándolo a los nuevos tiempos. Y funcionó tan bien que tras el confinamiento no solo sus clientes habituales no se olvidaron de volver, sino que ha ido ganando fama desde entonces entre vecinos, visitantes esporádicos y turistas que se aventuran más allá del centro.
Carmen Asensio, como rememoraba en El periódico de Aragón, había sido empleada de la cafetería durante 30 años, y no dudó demasiado en hacerse con el negocio cuando su jefe se jubiló. Formando equipo con Iván López y Santiago Ármela, el Buñuel inauguró una nueva etapa con aires renovados en la que siempre han sabido mantenerse fieles a su propia personalidad. Así, han logrado mantenerse a flote con éxito entre el boom de nuevos cafés modernos que también se ha desatado en la capital zaragozana tras la pandemia, con ofertas clónicas. Pero el Buñuel tiene algo especial.
“Cafetería de toda la vida, trato personal y muy buen producto”; Un sitio que siempre que pasas por la puerta te invita a entrar”; “La señora que es la dueña es maravillosa”; “Súper acogedor”; “Ambiente tranquilo y agradable"; “Un sitio que merece la pena ir”. Son solo un ejemplo de los comentarios que se repiten entre las reseñas de clientes, habituales y esporádicos, que suelen coincidir en el buen ambiente acogedor del local, la amabilidad de su personal y, por supuesto, sus tartas caseras.
“Un día dije de hacer una tarta y así empezamos”, recuerda Asensio, sin darle mayor importancia. Una feliz ocurrencia que ha cuajado en una oferta de dulces sencilla, pero que triunfa por su calidad y carácter artesanal. Para muchos es la mejor tarta de queso de Zaragoza, y de las mejores que se pueden probar en toda España: en porciones generosas, muy alta y sin florituras. Aunque, eso sí, Asensio se permite jugar con la receta de vez en cuando con variantes como la tarta de queso y Ferrero.
Si llegas al Buñuel con antojo de su tarta de queso y tienes la mala suerte de que se ha agotado, siempre tendrás consuelo en alguno de los otros postres caseros que Asensio prepara cada día. La tarta Guinness es también muy popular, así como la Red Velvet o la también famosa tarta de zanahoria, con su clásica crema de queso. Galletas, bizcochos y pan brioche suelen completar la oferta dulce que puede ir variando en función de la creatividad que su maestra repostera tenga en el momento.
@cafeluisbunuel
Por suerte para los más cafeteros, la bebida también es otro de los aspectos que cuidan, y mucho, en el Buñuel. Sus tres empleados tienen formación profesional como baristas y cuidan con esmero la calidad de todas las preparaciones, incluyendo una buena carta de tés, infusiones y bebidas frías.
Hace tiempo ya que el Café Luis Buñuel dejó de ser un café bar de tarde para convertirse en un refugio acogedor para desayunos, almuerzos y meriendas, atrayendo ahora a un público más joven que se entremezcla con la clientela de siempre, de todas las edades.
Un negocio que mantiene ese carácter familiar acogedor y que, como familia que son, apuestan por la conciliación de la plantilla cerrando todos los fines de semana, gracias a que la zona y el estilo de vida de sus clientes se lo permiten. Eso sí, los más madrugadores podrán desayunar con uno de los dulces de Carmen de lunes a viernes desde las 7 horas de la mañana. De lunes a jueves cierran a las 21.00, alargando un poco la jornada de los viernes hasta medianoche.
Imágenes | Café Luis Buñuel
