Se cumplen diez días del paro del transporte convocado por una plataforma en principio minoritaria, pero cuyas movilizaciones están llevando a la industria alimentaria a una situación crítica. Tras el rechazo a la propuesta del Gobierno de bonificar con 500 millones de euros el gasóleo profesional, siguen las protestas y los problemas de suministro ya se están extendiendo a comercios de todo el país.
Ya la semana pasada la Federación de Industrias Lácteas anunciaba verse obligada a suspender su actividad transformadora, y la FIAB alertaba de que se estaba poniendo en peligro el funcionamiento normal de la cadena alimentaria, pidiendo medidas urgentes a los agentes implicados. Pero las movilizaciones continúan y en las últimas horas se están uniendo al paro otras patronales y sectores del transporte, con diversas acciones de protesta organizadas por todo el territorio nacional.
El sector lácteo sigue siendo el más afectado por el carácter perecedero de sus productos y materias primas. La falta de leche ya se deja notar en supermercados e hipermercados de todo el país, pues no solo llega menos producto, también parece generar un efecto de acaparamiento en el comprador ante el temor del desabastecimiento, un fenómeno social que ya experimentamos hace dos años en lo peor de la pandemia.
Las compañías lácteas advierten de que la situación es "límite" y "crítica"
Según recoge la agencia EFE, Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Castilla-la Mancha, Región de Murcia y Andalucía son las comunidades más afectadas por la falta de insumos y los problemas de recogida de producto, con granjas que empiezan a tener dificultades para mantener la recogida normal de leche. La compañía Danone advirtió ayer martes que, de continuar este paro, se vería obligada a paralizar la actividad en sus plantas de lácteos y de agua mineral; también la española Lactalis describió la situación como "límite" y "crítica", llamando al diálogo para evitar el colapso de una industria que proporciona un alimento básico y clave en la economía nacional.
Los problemas están afectando ya a diversas grandes empresas de la industria agroalimentaria, como Cuétara, Calvo, Azucarera, AgroSevilla, Dcoop, JaenCoop, Estrella Galicia, Heineken-Cruzcampo y diferentes fábricas de pienso. Representantes de la cadena de gran consumo como AECOC se refieren ya a este paro como un grave problema de Estado y alertan de que la situación se agrava cada día.
Agustín Herrero, de Cooperativas Agro-alimentarias de España, advierte que "la situación del sector primario es muy complicada, los transportistas que querían trabajar ya no quieren, y tenemos un problema importante de abastecimiento y salida de producto de las explotaciones ganaderas", y pide a los transportistas que no bloqueen la economía del país. Para García de Quevedo, de FIAB, "la situación es insostenible, necesitamos medidas urgentes para solucionar la situación hoy mismo". Por su parte, Felipe Medina, de ASEDAS, señala que las pérdidas económicas de sus empresas asciende ya a unos 130 millones de euros diarios.
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha admitido en una entrevista a RNE preocupación en el Gobierno ante esta situación, pero también pide "empatía" a los convocantes y cuestiona "cuáles son sus exigencias para entender por qué persisten en este paro cuando hay encima de la mesa propuestas que estaban pidiendo".
Ya semanas atrás se alcanzó un acuerdo entre el Gobierno y los transportistas para que puedan repercutir el aumento del precio del carburante diésel en sus tarifas en los contratos ya firmados, norma publicada mediate Real Decreto-Ley el pasado 2 de marzo en el BOE. La plataforma convocante del paro, sin embargo, asegura que no pueden repercutir el aumento del precio del gasoil a las grandes empresas que les subcontratan, y denuncian la falta de concreción de las medias propuestas por el Ejecutivo.
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