Joana Costa
EditorEn el eterno duelo entre azúcar y edulcorantes, pocos esperaban encontrar un final feliz. Cada verano, cada sobremesa y cada cine a oscuras vuelve a surgir la misma pregunta de si esmejor una Coca Cola normal o una Zero. Según explica en un vídeo en Tik Tok el médico David Callejo, si hay que elegir, el mal menor está claro, pero no por eso hay que brindar.
El dilema no es menor: por un lado, una lata con ocho terrones de azúcar; por otro, un cóctel de edulcorantes que engaña al cerebro mejor que una excusa cualquiera. La decisión líquida se ha vuelto casi una declaración de principios entre quienes quieren cuidarse sin renunciar al sabor.
Callejo lo explica con una claridad incómoda: el exceso de azúcar está directamente relacionado con diabetes tipo 2, obesidad y mayor riesgo cardiovascular. No hay matices románticos aquí, solo cifras y consecuencias. Una sola lata supera lo que muchos expertos recomiendan consumir en todo el día.
La alternativa Zero evita ese pico de glucosa, pero no sale indemne. Los edulcorantes pueden alterar la microbiota intestinal, aumentan el deseo de dulce y, en algunos estudios, se han asociado con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. No es veneno, pero tampoco un pase libre al paraíso.
Si hay que elegir, afirma Callejo en su cuenta de TikTok, mejor la Zero. Pero ninguna debería ser parte de la rutina diaria. A la fuerza son propuestas "ocasionales".
Un sospechoso habitual
El problema real es cultural. Las bebidas azucaradas se han convertido en acompañamiento casi obligatorio: en la comida rápida, en las meriendas infantiles, en las cenas de verano y en el sofá frente a Netflix. Lo que era una excepción ocasional terminó colándose en nuestras vidas de forma más o menos extendida.
Los expertos siempre insisten en que la mejor bebida siempre será la misma, por muchas innovaciones que lance la industria: el agua. Suena aburrido, pero no engaña al cuerpo. Aun así, si alguien quiere darse un capricho, Callejo lo resume sin dramatismos: mejor ocasional que habitual, y mejor Zero que normal.
En una época en la que todo se convierte en debate, la Coca Cola se ha ganado su lugar en el podio de las polémicas cotidianas. No es cuestión de prohibir, sino de saber qué hay detrás de cada sorbo. Y en este caso, el mal menor también lleva apellido: consumo moderado.
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