Como suele decirse, a la industria del cerdo europeo le crecen los enanos cuando monta un circo. Justo en el momento más delicado para el sector, con Europa intentando contener a marchas forzadas la expansión de la peste porcina africana, llega otro revés mayúsculo desde el otro lado del mundo.
La enfermedad, que no se registraba en España desde hace tres décadas, ha reaparecido en la localidad de Cerdanyola del Vallès, en Barcelona. Allí se ha detectado un brote que ha afectado a 16 jabalíes salvajes. Este foco supone un riesgo enorme para uno de los principales motores agroalimentarios del país: el porcino, que mueve alrededor de 9.000 millones de euros al año. De esa cifra, más de 1.000 millones provienen del comercio con China.
En este contexto crítico, el sector se enfrenta ahora a lo que parecía inevitable: la imposición definitiva de aranceles por parte de Pekín a la carne de cerdo europea. El motivo no tiene nada que ver con temas sanitarios, sino con una venganza comercial.
China considera que la Unión Europea ha subvencionado injustamente su industria de vehículos eléctricos, lo que en su visión constituye una práctica desleal y contraria a las normas del comercio internacional. Como respuesta, ha decidido aplicar tasas de hasta un 19,8% a las importaciones de porcino provenientes del bloque europeo.
El cerdo paga el 'pato' de los vehículos eléctricos
La medida alcanza a una amplia gama de productos: carne fresca o congelada, subproductos como vísceras y grasas. Quedan fuera de esta sanción productos como el jamón ibérico y los embutidos, que tienen muy poca penetración en el mercado chino.
Aunque el castigo afecta a toda la Unión, el país más perjudicado es claramente España, que ha liderado durante años las exportaciones de carne porcina a China. Especialmente en categorías como patas, orejas y morros, con baja demanda en Europa pero muy apreciadas por los consumidores chinos.
Los aranceles varían en función del comportamiento de las empresas durante la investigación iniciada en 2024. Las compañías que no colaboraron serán castigadas con la tasa máxima del 19,8%, un grupo en el que se encuentra la holandesa Vion y otras firmas no especificadas.
No obstante, es una noticia a priori positiva. En septiembre, en una fase preliminar de la decisión, las autoridades chinas manejaban una horquilla de aranceles de entre el 15,6% y el 62.4%, lo que habría sido un mazazo terrible para el sector, que comercializa anualmente en China más de 2.000 millones de euros, de los que prácticamente la mitad corresponden a España.
Los exportadores españoles, los menos perjudicados
Sin embargo, hay una excepción positiva dentro del complejo panorama: la española Litera Meat, que fue una de las seleccionadas como muestra para el estudio, solo tendrá que afrontar un arancel del 4,9%. El resto de empresas que sí participaron activamente en la investigación, entre las que se encuentran nombres muy conocidos del sector como El Pozo, Sánchez Romero Carvajal, Argal, Campofrío, Noel o Friselva, asumirán una tasa del 9,8%.
Esto supone un cierto alivio para el sector español, ya que demuestra que las relaciones diplomáticas y la colaboración técnica con Pekín han dado frutos. No obstante, el impacto será notable. En 2024, España exportó a China unas 540.000 toneladas de productos porcinos, con un valor de más de 1.097 millones de euros.
A pesar de la crudeza de la medida, los productores españoles son los que mejor parados salen de la represalia china
Esa cantidad representó casi el 20% del volumen total de las exportaciones del sector y el 12,5% del valor total de las ventas exteriores. Es decir, uno de cada cinco kilos que se vendían fuera de nuestras fronteras acababa en el mercado chino.
Ante esta situación, el ministro español de Agricultura, Luis Planas, ha intentado calmar las aguas. Ha reconocido que quizás se subestimó el alcance de la investigación china, aunque ha mostrado confianza en que la medida pueda revertirse con el tiempo.
Los aranceles tendrán una duración inicial de cinco años, pero siempre cabe la posibilidad de una revisión. Además, Planas ha destacado que China solo ha paralizado las exportaciones procedentes de Cataluña, manteniendo abiertas las puertas al resto del país.
La respuesta de Bruselas ante lo que considera una injusticia china
La raíz de este conflicto está en el creciente enfrentamiento comercial entre China y Europa. Bruselas impuso en octubre de 2024 aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China, tras acusar al país asiático de venderlos a precios artificialmente bajos gracias a fuertes subsidios. Esta decisión provocó la reacción inmediata de Pekín, que abrió investigaciones similares sobre productos europeos como el brandy, algunos lácteos y, por supuesto, la carne de cerdo.
Desde Bruselas, la Comisión Europea ha criticado duramente los aranceles chinos, tildándolos de abusivos. El portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill, ha señalado que se utilizarán todos los medios a disposición para proteger los intereses de los productores europeos, y ha puesto en duda la legalidad de la medida impuesta por el gobierno chino.
En definitiva, el porcino español, que ya venía sorteando obstáculos sanitarios y logísticos, se encuentra ahora en el centro de una guerra comercial de alto voltaje. El golpe podría haber sido mucho más duro, especialmente si no se hubiese producido la cooperación empresarial durante la investigación china. Aun así, el futuro inmediato se presenta lleno de incertidumbre para uno de los sectores clave de la economía agroalimentaria española.
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En DAP | Cerdanyola del Vallès, zona cero de la peste porcina, sigue contenido con éxito el brote