Hay en ciertas casas donde los niños, en vez de con un pan debajo del brazo, llegan con una botella de cava. Es el caso de la saga Juvé & Camps, que lleva desde 1921 elaborando cavas en el Penedès, aunque el romance de la familia Juvé con el vino se remonta a finales del siglo XVIII.
Ahora liderados por la cuarta generación de la familia con Meritxell Juvé (Barcelona, 1984) al frente, el mito del cava debajo del brazo guarda aún más fuerza. Cuando Meritxell nació, el gran icono de la casa ya llevaba casi una década dando guerra en el mundo del cava español.
Hablamos de Juvé & Camps Reserva de la Familia, el cava gran reserva más vendido del mundo y el único espumoso español presente en los Top 100 de Wine Spectator, una de las publicaciones de vino más prestigiosas del mundo, en 2023.
Alumbrado por primera vez en 1976 en aquella España transitoria del blanco y negro, hablar de un cava gran reserva y brut nature, dos conceptos que ahora nos parecen casi normales en el mundo del vino, era utópico. ¿Qué sentido tenía mantener un vino 36 meses en las rimas? ¿Qué sentido tenía presentar un vino sin azúcar añadido?
Ahora, con 50 vendimias a sus espaldas, el éxito de este vino parece evidente, pero entre medias había que tener el valor para poner en el mercado un cava que no era, ni de lejos, lo que el mercado consumía por entonces, allá por 1976. Ahora sí. Lo atestiguan 1,5 millones de botellas de Juvé & Camps Reserva de la Familia, que lo acreditan como el cava gran reserva más vendido del mundo.
Sin embargo, su éxito trascendió más allá del Penedès, de Cataluña y de España. De hecho, más del 20% de la producción de la bodega acaba en manos extranjeras. Estados Unidos, Canadá, Alemania, México, Japón, Perú… Un mismo cava en diferentes idiomas que se expresa con cremosidad y elegancia en una burbuja fina, garantía de calidad y de ese mantra que en España —a veces por desgracia— siempre valoramos desde el concepto de 'estupenda relación calidad-precio'.
Entre medias, este cava de método no se ha quedado atrapado en el pasado. Lo saben los Juvé, donde la savia nueva que ahora aporta Meritxell a un legado que no ha dejado de innovar en 100 años y, aunque el mundo del vino parezca inmovilista, no deja de girar, casi como de la órbita terrestre hablásemos.
Pioneros de lo ecológico
Joan Juvé Santacana, su padre, fue uno de los promotores en los años 60 —junto a Josep, hermano de Joan— del avance de la bodega, la ampliación de las cavas subterráneas y de cambios —antes marcianadas, ahora evidencias— como incorporar controles de temperatura en los depósitos o apostar por las prensas neumáticas. Todo, como siempre, iba a favor de la viña y de la uva.
Juvé & Camps Reserva de la Familia 2018
Es un legado que Meritxell conserva y potencia. Pudiera calificarse casi como de una herencia envenenada, viendo el éxito de las generaciones precedentes, que también convirtieron en ecológico su viñedo hace más de 15 años. De nuevo un concepto, el de vinos ecológicos, que en 2023 parece evidente. Hace 15 años, hablar de viñedo ecológico en España era pensar en poco más que una colección de hippies.
Igual que romper una lanza a favor del viñedo. Otro de los mitos contemporáneos, pero que lleva siendo ley en Juvé & Camps desde los orígenes y que ahora incluso, para alumbrar a ese millón y medio de botellas de Reserva de la Familia, se sigue respetando al máximo.
De hecho tienen nombre y apellido. Espiells, Can Massana y La Cuscona son las fincas que dan lustre a las uvas que luego se ensamblarán para formar el vino. Todo alrededor de Sant Sadurní d'Anoia, epicentro del burbujeante negocio del cava, y donde el tridente clásico de xarel·lo, macabeo y parellada conforman este vino.
Creado como un vino para las celebraciones familiares —el nombre no es un capricho—, los Juvé pronto fueron conscientes del tesoro que tenían entre manos. Cuatro nombres lo explican: Josep Juvé Camps, segunda generación; Joan y Josep Juvé Santacana, tercera generación, y Antoni Cantos, como director técnico, formaron ese Reserva de la Familia que Josep Juvé Camps no pudo llegar a ver, pues murió en 1975.
Una historia al volante de un Seat 600
En 1976, la primera añada, vendieron poco más de 24.000 botellas. Apenas tres años después casi multiplicaron por 10 esa cantidad. En 2018 supuso la venta de 1,5 millones de botellas. Y todo empezó con una venta a puerta fría, como se estilaba en aquella España setentera de destape y aperturismo.
De hecho, la historia familiar se vincula con un volante, muchos madrugones y Josep Juvé padre conduciendo junto a Joan Juvé, rumbo a Madrid, para 'colocar' el Grand Crû, el hasta entonces emblema de sus cavas, en los ultramarinos y restaurantes madrileños.
Una puerta abierta que luego se hizo enorme con Reserva de la Familia, que ha permanecido casi inalterable en estética y diseño desde sus inicios, con una botella y una etiqueta para la historia y que aún sigue vigente. El hito, ahora custodiado por Meritxell Juvé, ya no viaja en aquel Seat 600 con los que los Juvé bajaban a vender a Madrid.
Comercio online, vinotecas, grandes almacenes, tiendas gourmet, alta hostelería… Rara es la carta de vinos o el establecimiento que, presumiendo de burbujas, no tenga Juvé & Camps Reserva de la Familia en sus listas. No importa el ticket medio. Tampoco importa los alardes del local, incluyendo aquellos donde el champagne sea religión. Juvé & Camps siempre tiene un hueco con el Reserva de la Familia y todo se empezó a fraguar en el maletero de un 600.
Imágenes | Juvé & Camps
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