Esta es la mejor manera de lavar la uva fácilmente

Aunque parezca limpia, la uva que compramos hay que lavarla con cuidado antes de comerla

Uvas
Facebook Twitter Flipboard E-mail

Los lustrosos racimos de uva blanca -o verde- y negra -o morada- hace tiempo que dejaron de ser estacionales en nuestro país; nos gusta tanto que los productores y distribuidores procuran abastecer los mercados todo el año. Las variedades sin pepita son comodísimas de tomar como picoteo entre horas, perfectas para dar a los niños y llevar a cualquier parte, pero por mucho que parezcan listas para devorar desde la frutería, conviene lavarlas antes.

Por lo general, la uva llega ya muy limpia a los comercios, buscando atraer además el ojo del consumidor. Sin embargo, lavarla antes de comerla siempre es más que recomendable para retirar posibles restos de polvo, suciedad visible y no visible, tierra o pequeños microorganismos como bacterias e incluso insectos diminutos. También nos ayudará a localizar posibles piezas dañadas o mohosas para retirarlas cuanto antes.

La manera más eficaz de lavar la uva es separando los granos de los racimos, siempre estimando la cantidad que nos vamos a querer comer en esa ocasión, o a lo largo de las siguientes horas. Si somos muchos en casa puede ser una tarea tediosa, aunque merece la pena dedicarle tiempo. A las malas, podemos lavar los racimos tal cual, si no hay más remedio.

Lava solo la cantidad de uva que vayas a consumir en ese momento

Como recomienda Harvard, no necesitamos más que agua corriente del grifo para limpiar la fruta corriente. En el caso de la uva, lo mejor es sumergirla en un recipiente con agua, frotando muy suavemente con las manos, y dejando en reposo unos 10-15 minutos. Si queremos aumentar la eficacia o la fruta viene particularmente sucia -por ejemplo, al comprarla directamente a productores o en mercados ecológicos-, podemos añadir una cucharada de bicarbonato sódico por cada litro de agua.

Después no queda más que escurrir ese agua sucia, enjuagar la fruta de nuevo y escurrirla bien, antes de secarla a conciencia con un paño limpio que no suelte hilo, o con papel de cocina. Hay que frotar con suavidad para que no se aplaste, y jamás usar trapos sucios o que usemos para secar superficies. Si no te la vas a comer inmediatamente, guárdala en un recipiente de cierre hermético procurando que no haya ningún resto de humedad, o podría acelerarse la descomposición.

Guárdala en un recipiente que permita circular el aire si vas a guardarla en la nevera unas horas o hasta el día siguiente; si recurres a bolsas de alimentación con cierre zip, deja una abertura para que transpiren.

Imágenes | Freepik - Unsplash/René Lehmkuhl

En DAP | Este es el truco de Karlos Arguiñano para quitar las pepitas a las uvas con facilidad

En DAP | La verdadera historia de las 12 uvas de Nochevieja (una fruta cuya temporada pasó hace meses)

Inicio