"No llevaría una camiseta que pusiera "J'adore Adrià" pero quizá sí "t´estimo, Adrià"", entrevistamos a Roberto González, El Pingue

"No llevaría una camiseta que pusiera "J'adore Adrià" pero quizá sí "t´estimo, Adrià"", entrevistamos a Roberto González, El Pingue
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Hoy tenemos el lujo de contar con una entrevista a Roberto González, El Pingue. Conocí a Roberto en 2009, en concreto en el Navarra Gourmet de aquel año. De él no sabía mucho más (ni mucho menos) de lo que alguna vez me había llegado a través de su blog. Es uno de los primeros blogueros gastronómicos, me refiero en tener un blog dedicado a este noble arte. Es el Pingüe Gourmet, blog hoy en día cerrado pero como el dice más abajo, por casualidad hoy escribe bajo el mismo nombre, “el pingue” el blog gastronómico de el diario Público.

De lo que aquí acontece podemos decir que es conocer un poco más a una gran persona y su forma de entender la unión de gastronomía e internet, o los blogs mejor dicho. Una visión diferente de lo que hemos conocido de otras entrevistas en Directo al Paladar. Pero se empieza por el principio.

  • Para empezar a conocerte un poco, ¿de dónde surgió tu pasión por la gastronomía? ¿Familia, entorno, admirabas a un cocinero desde pequeño, o nada de esto?

Esta pregunta me hace sacar el “abuelo cebolleta” que llevo dentro. Siempre he sido un tipo glotón y por eso me interesó siempre la cocina. Aprovechaba que mis padres estaban fuera de casa para ponerme a hacer rosquillas, hojuelas, tortillas … El problema es que hacía tanto que me comía una gran cantidad y terminaba empachado. Siempre me pillaban porque dejaba la cocina hecha un desastre.

¿Inspiración? Siempre mi abuela y mi madre, el olor de la cocina del pueblo, de la leña … Jamás cocinaré como ellas.

  • ¿Cuándo y por qué decidiste que querías estudiar en una escuela de hostelería?

Pues tarde, a los 24 años. Mientras de mañana estudiaba Filosofía en la Universidad de Valladolid, por la noche me dedicaba a poner copas en un bar céntrico de mi ciudad. Una noche, el jefe de cocina de un restaurante famoso, Antonio González de las Heras (actualmente oficia en El Rincón de Antonio de Zamora) pasó a tomar café y me habló de cómo y dónde había estudiado él. Mandé una carta a la escuela y me llamaron como reserva. Alguien se dio de baja en el último momento y entré en el Hotel Escuela Bellamar de Marbella. Una escuela de hostelería pública. Allí descubrí que aquella apuesta que había hecho dejándolo todo era a “caballo ganador”. Les debo mucho a aquella institución y a Julio Cirujano, mi profesor.

  • ¿Tienes ídolos en la profesión, me refiero a cocineros? ¿deben existir los ídolos?

Pues no, no tengo ídolos. Si a alguien considero mís ídolos son , como he dicho, a mi abuela y a mi madre. El problema de los ídolos es, en mi opinión, que todos ellos tienen personalidades poliédricas. A lo mejor es que mi etapa de fan la dejé cuando se deshicieron los Ronaldos…

Ahora bien, si hablamos de gente a la que admiro es otra cosa. Sin duda a Adrià. Él me dio una oportunidad que jamás podré devolverle. No llevaría una camiseta que pusiera “J’adore Adrià” pero quizá sí “t´estimo, Adrià”. Son cosas distintas.

  • Has pasado por muy buenas cocinas y has estado aprendiendo de grandes cocineros, ¿por qué lo dejaste?

Porque un día tomamos una decisión y fue anteponer lo personal, la familia, el tiempo, la vida a lo profesional. Envidio a la gente que puede permanecer 14 horas en una cocina, de martes a domingo y, a la vez, mantener amigos y pareja sin que estos pertenezcan al gremio.

Me dedico a la docencia, me llena hacerlo y conservo un equilibrio emocional aceptable. He sabido convivir sin la cocina profesional, sin las grandes casas y no desvincularme de una profesión que es mi pasión.

  • ¿Qué te aportó crear uno de los primeros blogs de gastronomía del país? ¿conseguiste lo que esperabas, o sigues esperando encontrarlo?

Pues me ha dado la oportunidad de expresarme y de contar mis emociones. Se convirtió en una necesidad al poco de comenzar El Pingüe Gourmet. A los cuatro años lo dejé unos meses porque me pedía demasiado y no me divertía. Volví por casualidad…

No creo que ser de los primeros me dé galones de “general”. Creo que mi blog es modesto, a mi medida, un poco anárquico en la forma, pero puedo asegurar que intento que sea honesto. No espero nada que no me haya dado. Hubo un tiempo que sí quería más… Se me ha pasado la tontería.

Roberto González, el pingue

A veces me pregunto si seré un bloguero y, en su caso, qué tipo de bloguero soy.
  • ¿Qué te supuso el salto a escribir el blog de gastronomía de un medio como el diario Publico?

Bueno, como he dicho, aquello fue una casualidad. No sé que me ha supuesto, quizá que ahora se me conozca – quién lo haga, claro – como “el pingue, el de Público”... No sé. Quizá no lo he valorado o no he sentido nada especial. Creo que lo bueno de Público es que, en mi caso, me da libertad total. Tampoco sé si Roures o el director me conocen…. Imagino que habrá gente a la que le gustaría estar en mi lugar, o no…. No sé. Indudablemente me gustaría que alguna de mis “cosas” apareciera en papel pero también entiendo que no son lo suficientemente buenas para ello. Y además no soy periodista.

  • ¿Qué tenemos de bueno los bloggers gastronómicos? ¿Y lo malo?

Esto es como los perros: se parecen a su amo. Los hay de presa, pachones, peligrosos, ladradores, pequeños, “mil leches”, atravesados, altivos, malencarados, grandes, guía … A veces me pregunto si seré un bloguero y, en su caso, qué tipo de bloguero soy.

  • ¿Crees que llegará un momento en el que dejemos de preguntarnos tanto sobre nosotros mismos y lo que hacemos y hagamos las cosas, simplemente, con naturalidad?

Nunca. Se seguirá haciendo. Espero que la próxima revolución bloguera concluya afirmando que fue bonito mientras duró, que ahora toca equis. A veces creo que damos mucho la tabarra, sinceramente, y que lo que contamos es irrelevante para el común de los mortales.

  • Sobre Periodistas Vs Bloggers no te voy a preguntar, es un tema muy trillado, sobre géneros de blogs de gastronomía sí. Qué tipo de blogs te gustan más, ¿de crónicas de restaurantes? ¿de opinión gastronómica? ¿recetas? ¿tienes alguno que sea imprescindible de visitar?

Me gustan en general todos pero no leo demasiados. Me gusta que me enganchen, que me cuenten cosas, que me hagan sentir, ya sea porque la receta tiene buena pinta y tiene una historia detrás, o porque me habla de algo desconocido por mí... o porque no habla de gastronomía, que también se necesita desconectar…

  • Y como eres cocinero antes que fraile, me gustaría que nos pudieses brindar una receta, simplemente narrada de lo que creas que nos puede resultar interesante.

Una receta sencilla, conocida, versionada, pero que me lleva a la infancia del pueblo: Sopas de ajo.

Ingredientes

  • ½ pan de canteros del día anterior, 2 ajos, 1,5 litros de caldo de ave y jamón, 1 huevo, una cucharadita de pimentón de la Vera (imprescindible de esta zona) y sal.

Elaboración

Se calienta el aceite. Se rehogan a fuego lento los ajos a láminas y cuando estén “bailando” se añade el pimentón. Antes de que se queme se añade el pan sin corteza y a lonchas y se retira del fuego. Se empapa bien éste y se añade el caldo. Se deja que hierva y cuando hayan pasado 10 minutos se añade el huevo y se rompe dentro de la sopa. Se retira y se sirven.

Solo queda dar las gracias por tan interesante entrevista a Roberto González, el pingue, que nos acerca un poco más a un gran tipo, una gran persona y gran bloguero.

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