Sabéis que de vez en cuando me gusta traeros recetas con historia como la de este mantecado imperial de Avilés que os presento hoy. Este bizcocho tiene su origen a finales del siglo XIX y desde entonces pasó a formar parte como dulce típico de la avilesina fiesta de El bollo, declarada de Interés Turístico Nacional en 1972.
Pero la historia de este mantecado comienza en el siglo XVII cuando bollos hechos con harina de trigo, manteca de vaca, huevos y azúcar formaban parte del equipaje de aquellos emigrantes asturianos dispuestos a hacer las Américas. Pasaron los años y ese bollo evolucionó hacia este mantecado, dulce que quedó como símbolo gastronómico de la fiesta pascual del Bollo que se comenzó a celebrar en 1893, y en la cual la tradición manda a los padrinos regalárselo a sus ahijados.
Las cantidades de los ingredientes del mantecado de Avilés se calculan en función del peso de los huevos así que esto es lo primero que hay que hacer. Pesamos los huevos con cáscara y preparamos el mismo peso de harina, azúcar y mantequilla.
Es muy importante tener los huevos a temperatura ambiente para que el batido no se corte al añadir la mantequilla. Comenzaremos derritiendo en un cazo la mantequilla (de la mejor calidad posible) y la coceremos durante diez minutos a fuego suave, la colamos para un bol y la dejamos enfriar hasta que esté a temperatura ambiente.
Engrasamos con mantequilla un molde alargado de 22 cm de longitud y precalentamos el horno a 175 grados con calor arriba y abajo. Batimos los huevos con el azúcar hasta que tripliquen su volumen y se tornen blanquecinos. Añadimos la mantequilla a temperatura ambiente y batimos hasta que se vea integrada.
Echamos la harina tamizada y removemos con una cuchara de madera despacio hasta que no veamos grumos. Vertemos la mezcla en el molde, introducimos en el horno y cocemos de cincuenta minutos a una hora. Dejamos enfriar antes de desmoldar.
Para hacer la glasa, echamos azúcar glas en un bol, vamos añadiendo agua y removiendo con una espátula de silicona hasta que veamos que tiene textura de crema ligera. La metemos un minutos en el microondas hasta que se ponga transparente, y vertemos por encima del mantecado cuando este haya enfriado totalmente. Dejamos secar.
Con qué acompañar el mantecado imperial de Avilés
La preparación del mantecado imperial de Avilés es sencilla. Solo hay que tener en cuenta un dato muy importante para tener éxito con esta receta, y éste es el de solamente utilizar ingredientes de altísima calidad, aquí radica su secreto y es lo que lo diferencia de un simple bizcocho de mantequilla. Os recomiendo que lo probéis, pero estáis avisados, con un café o un chocolate caliente es un “empezar y no parar”.
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