El pollo frito es un plato que gusta a todo el mundo y su elaboración es aparentemente sencilla, pero existen decenas de escuelas sobre cómo cocinarlo, y te puedes volver loco intentando dominarlas todas.
Muchas de las recetas que encontrarás tienen complejas marinadas y adobos en los que se utilizan ingredientes que no siempre tenemos a mano, como el buttermilk. No es que estén mal, pero se puede hacer un pollo frito delicioso sin complicarnos tanto la vida.
Para la receta que os propongo hoy –proveniente del restaurante Martha Lou's Kitchen, de Charleston (Carolina del Sur), una de las cunas del pollo frito–, solo vamos a necesitar tres ingredientes, además del pollo: leche entera, huevo y harina de trigo.
El pollo, debidamente salpimentado, se pasa por una mezcla de huevo y leche y luego por la harina. Lo importante es freírlo a temperatura no muy alta, en torno a 160º C, para que se haga bien por todos lados. Las pechugas estarán listas en unos 15 minutos, pero el resto de piezas deben estar friendose durante 20 minutos. Parece mucho, pero si el aceite está a la temperatura indicada lograremos una cobertura bien crujiente y un interior jugoso.
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No os vamos a engañar, este plato no va a ganar ningún premio a la receta más saludable del año. Pero oye, de vez en cuando hay que darse un capricho, ¿no? Solo hay que acompañar el pollo de una cerveza para tener la cena perfecta de fin de semana.
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