La col lombarda se utiliza mucho en las cocinas del Este de Europa en ensaladas, encurtida, cocida, asada, salteada o brased. De la familia del repollo, pero menos cerrado y de un color que tira a morado, magenta o púrpura, tiene un sabor más bien dulce y su color tan particular, es debido a la presencia de un pigmento llamado antocianina. Se trata de una verdura rica en fibra, vitamina C, E y K. Bien sola o junto a la col blanca, se acostumbra a utilizar para la elaboración de Coleslaw para un acabado diferente.
La propuesta de col lombarda agridulce, sirve perfectamente como acompañamiento con casi cualquier comida, sea con carnes, pollos, pescados y arroces. Y tan versátil es, que incluso funciona para llevar a la oficina junto a una porción de quinoa con verduras y huevo para un almuerzo vegetariano.
Retirar la primera capa de hojas de la lombarda. Cortar una rodaja en la base para apoyar y facilitar el corte. Cortar groseramente en rebanadas o en tiras alargadas y finas. Para ello nos podemos ayudar de una mandolina, o bien hacerlo directamente con un buen cuchillo.
Tomar una sartén y agregar una a dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Cuando esté caliente, agregar la col lombarda y dejar que se cocine por 10 a 12 minutos hasta que la lombarda esté tierna (recomiendo comprobar la textura antes). Cuando esté en el punto, condimentar con la sal y la pimienta.
Sazonar con el vinagre de manzana y el azúcar moreno. Revolver para integrar los ingredientes. Servir la col caliente a temperatura con una cucharada de aceite de oliva virgen extra por encima.
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Con qué acompañar la col lombarda agridulce
Servida como guarnición, esta ensalada templada de col lombarda agridulce se prepara con facilidad. Deliciosa y con un contraste de sabor increíble gracias al vinagre y al azúcar, acompaña una porción de pollo al horno, de carne asada, de tofu revuelto o como parte de un buddah bowl con legumbres y cereales junto a una copa de vino blanco fresco.
