Los chimpancés beben, a través de la fruta fermentada, el equivalente a dos copas de vino diarias. Y no son los únicos animales alcohólicos

Una investigación ahonda en la relación de estos simios con el etanol, aunque no aclara la razón por la que lo consumen

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Jaime de las Heras

Editor Senior
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Jaime de las Heras

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Quizá Charles Darwin, tras publicar El origen de las especies en 1859, estaría hoy un poco más orgulloso de su trabajo. Otra cosa es si estaría igual de orgulloso de los homínidos.

¿La razón? Un reciente estudio publicado en la revista Science Advances ha comprobado que los chimpancés podrían estar expuestos a un contenido continuo de etanol, es decir, estarían expuestos al alcohol de manera crónica y que esto, además, podría afectar a su comportamiento.

Evidentemente, no están una manada de chimpancés apostándose en la barra de un bar en mitad de la selva ugandesa, pidiendo whisky con cocacola, ni echando competiciones de chupitos: su aproximación al alcohol sería, en teoría, bastante menos evidente.

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Según las investigaciones, lo que sucede es que los chimpancés consumen frutas que, en función de un estado más o menos de maduración, producen de manera natural una cantidad relevante de etanol. Es decir, se produce una fermentación de azúcar, similar al proceso que permite convertir el zumo de determinadas uvas en vino o el mosto de la cebada en cerveza.

Para ello, los investigadores comprobaron las concentraciones de etanol que se acumulaban en la pulpa de la fruta caída que había en dos poblaciones de estos simios en dos zonas completamente distintas: una en Ngogo, en Uganda, y otra en Taï, en Costa de Marfil.

Monos Estudio Dos de los chimpancés del estudio. ©Aleksey Maro / UC Berkeley.

En Ngogo, la fruta que más etanol producía fue una variedad de higo (Ficus musuco), mientras que en el caso costamarfileño se aprecia una fruta similar a una ciruela (de la especie Parinari excelsa). A través de varios dispositivos, el equipo comprobó que la fruta acumulaba alrededor de un 0,3% de etanol en su composición, una cifra relevante si tenemos en cuenta que los chimpancés pueden comer alrededor de 4,5 kilos de fruta al día.

Grosso modo, la cuenta sería sencilla. Si estos simios consumen entre un 5% y un 10% de su peso en fruta madura, esta ingesta supone una cantidad relevante de etanol, de unos 14 gramos diarios o, lo que sería lo mismo si se extrapola a un humano de unos 70 kilos: algo similar a 2,5 copas de vino diarias.

¿Beber para comer o comer para beber?

Lo que el estudio no ha sabido comprobar es si esta búsqueda de fruta con alcohol es una relación causal o casual en la dieta de los monos. Es decir: si comen fruta madura porque tiene etanol o si, por el contrario, simplemente consumen este tipo de frutas de manera aleatoria. Pero hay otras investigaciones que sí apuntan a la búsqueda consciente de los efectos del alcohol por parte de algunos primates.

"El etanol es muy abundante en la naturaleza", explicaba a The Guardian la investigadora Anna Bowland, al frente de un trabajo anterior de la Universidad de Exeter, tanto como para que "haya que quitar esta visión antropocéntrica de que el alcohol solo lo usan los humanos".

Hay estudios que han tratado a chimpancés salvajes en el sudeste de Guinea que beben la savia fermentada de un tipo de palmera. También los monos araña de la isla Barro Colorado, en Panamá, ingieren la pulpa ligeramente fermentada de una fruta conocida como hobo o mango papaya.

Pero el premio al animal más alcohólico se lo lleva sin duda la avispa asiática, que, como demostró un estudio de la Universidad de Tel Aviv, es capaz de ingerir una solución alcohólica del 80% y que no afecte a su mortalidad ni a su comportamiento.

Imágenes | Aleksey Maro/UC Berkeley

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