Es una cena nutritiva y rápida para preparar sin sacrificar demasiado tiempo en la cocina: una quiche de calabacín y queso parmesano. Esta receta combina la esencia y cremosidad de un plato horneado tradicional con la eficiencia que exige la rutina semanal.
Al utilizar la masa quebrada ya preparada del supermercado, se elimina de la fórmula la parte más laboriosa de la receta, convirtiendo esta quiche en un plato que se monta en minutos. Es una opción perfectamente viable y sencilla para cualquier día de la semana. Basta con desplegar la masa sobre el molde, y la mitad del trabajo está hecho.
Una vez resuelta la base, el relleno es sumamente rápido y directo. El calabacín, el ingrediente estrella, apenas requiere un salteado rápido o un rallado fácil. Al combinarlo con el huevo, el yogur, la nata y el potente sabor del queso parmesano, más los condimentos que gustes, la mezcla ya esta lista.
Este minimalismo en la preparación del relleno, sumado a la masa quebrada ya lista, garantiza que todo el proceso de montaje esté listo en menos de 15 minutos. Luego, la cocción puede alcanzar los 30 minutos a 200 ºC hasta que la superficie esté ligeramente dorada.
Para acompañar la quiche de calabacín y queso parmesano, lo ideal es buscar un contrapunto que aligere la riqueza de la masa y el relleno cremoso. La mejor opción, a mi parecer, es una ensalada verde aliñada con una vinagreta ligera de limón y mostaza de Dijon. O bien, optar por tomates cherry frescos simplemente aderezados o una porción de puré de calabaza.
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