Propongo olvidarse de la carne para la cena y animarse a probar una hamburguesa de jackfruit. Esta fruta tropical conocida también como yaca o panapén, proviene de Asia y tiene la capacidad para desmenuzarse y absorber los sabores que se le agregan. Además es un recurso para simular la textura de la carne molida, lo que la hace perfecta para medallones.
Aunque no es una creación propia, al revisar la lista de ingredientes en el reverso de la caja de Vegavel puedo intuir el paso a paso para prepararla. El proceso de armado de esta hamburguesa es sencillo e intuitivo. Cuando se cuece el jackfruit con patata y cebolla y se sazona adecuadamente, se transforma en una base que puede compactarse en forma de medallón.
La incorporación de especias, hierbas aromáticas y un aglutinante adecuado, como harina de garbanzo, harina de maíz o pan rallado, es esencial para unificar las partes. Lo bueno es que se puede personalizar y armar al gusto: con una salsa barbacoa, mayonesa o sin nada, para un estilo clásico. En mi caso, opté por unas cucharadas de mostaza y unos pepinillos en vinagre sobre la hamburguesa para una dosis de acidez.
Dicho lo anterior, corresponde la aclaración de que un medallón de jackfruit no tendrá el mismo color rojizo-marrón uniforme de una hamburguesa de res cruda o el aspecto graso y caramelizado que adquiere una vez cocida. La fruta, por su naturaleza, carece de lo que se podría decir "fibrosidad muscular" y por esto, no liberará jugos de la misma manera que lo haría una hamburguesa tradicional.
Unas ricas patatas caseras, bien doraditas y crujientes, son el acompañamiento perfecto. Ya sea que las cocines en el horno para algo más ligero o fritas para un capricho, hacen un combo de maravilla. La combinación además de atractiva, funciona para una comida entre semana o para un encuentro informal con amigos.