Calorías líquidas: así es como lo que bebes puede estropear tu dieta y tu salud

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Cuándo buscamos mejorar la calidad de la dieta y beneficiar el funcionamiento del organismo, solemos prestar especial atención a todo aquello que ingresa a nuestro cuerpo en estado sólido, olvidando muchas veces los alimentos líquidos. Te mostramos por qué las calorías líquidas suelen pasar desapercibidas y cómo lo que bebes puede estar estropeando tu dieta y tu salud.

Calorías en estado líquido, sin duda las más peligrosas

Los alimentos sólidos, que demandan mayor tiempo de masticación, suelen ser los más registrados y por ello también, los más saciantes para el organismo.

Por el contrario las calorías líquidas, o derivadas de alimentos y preparaciones de consistencia líquida, ingresan muy fácil a nuestro cuerpo y alcanzan el torrente sanguíneo sin demandar mayor esfuerzo por parte del organismo, pasando muchas veces por eso, desapercibidas.

Por esta razón las calorías en estado líquido, o las propias de las bebidas, son las más peligrosas y pueden ser la causa de una dieta de mala calidad y de un mayor riesgo de sufrir enfermedades o problemas de salud.

Bebida

El impacto de las calorías líquidas sobre nuestra dieta y la salud

Con el objetivo de cuidar la calidad de nuestra, se aconseja escoger agua como bebida principal o en su defecto, agua con gas o aguas saborizada  naturalmente y de forma suave, sin azúcares libres o añadidos.

Ésto es debido a que las calorías líquidas pueden impactar considerablemente sobre la calidad de nuestra dieta, sobre todo si escogemos por ejemplo refrescos azucarados para hidratarnos de manera cotidiana.

Un refresco azucarado o un zumo de fruta pueden contener alrededor de 100 calorías por cada 250 ml, siendo las mismas derivadas de azúcares libres o de fácil asimilación en nuestro organismo.

Respecto a las bebidas alcohólicas, pueden aportar calorías en cantidades variables derivadas del etanol que en nada beneficia al organismo sino todo lo contrario; ofreciendo por ejemplo 85 kcal por caña en el caso de la cerveza o alrededor de 600 a 800 calorías por ración en el caso de algunos  cócteles.

Las azúcares libres o añadidos son nutrientes que debemos reducir al máximo en la dieta habitual si queremos proteger la salud del organismo ya que pueden alterar niveles de glucosa en sangre así como propiciar el  almacenamiento de grasas.

El alcohol por su parte, tiene efectos negativos en todos los órganos de  nuestro cuerpo y ofrece calorías que se utilizan de forma prioritaria como fuente de energía pudiendo por ello, conducirnos a un exceso de grasa y peso corporal.

Tanto en el caso de las calorías derivadas de azúcares como de etanol, se trata de componentes con efecto adictivo en nuestro cuerpo que, a largo plazo pueden condicionar notablemente nuestra salud sin ofrecer beneficio alguno.

Por todo esto, beber de forma habitual de zumos, cócteles, refrescos y otras bebidas con calorías derivadas de azúcares o etanol puede perjudicar la calidad de nuestra dieta y repercutir negativamente sobre la salud del organismo.

Mejor reservar las calorías para los sólidos, y escoger agua como bebida principal

Por todo lo antes dicho, y con el objetivo de proteger la salud del  organismo de la mano de una buena dieta, recomendamos prestar atención a las bebidas o lo que es igual a las calorías líquidas, ya que éstas pueden perjudicarnos más que las preparaciones sólidas debido a su bajo poder saciante y a su metabolización rápida en el organismo.

Así, lo más aconsejable es reservar las calorías para los platos y alimentos sólidos que junto a otros nutrientes pueden saciarnos más que los líquidos.

Si se trata de bebidas, lo recomendable es optar por agua siempre que sea posible limitando al máximo el ingreso de azúcares mediante líquidos así como también, de etanol y/o de grasas.

Zumos

No debemos olvidar que además de los refrescos y bebidas alcohólicas, los  zumos, los batidos de frutas, los cafés comerciales o bien, las bebidas  vegetales endulzadas y de sabores, así como otros alimentos líquidos  pueden ingresar calorías y nutrientes de mala calidad a nuestro organismo así como acostumbrar nuestro paladar a sabores dulces y  sustancias adictivas.

Por ello, si se trata de bebidas mejor acudir alternativas sin sabor y optar  por agua para acompañar cada una de nuestras comidas.

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Imagen | iStock y Unsplash

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