Los medicamentos contra la diabetes tipo Ozempic y Wegovy, los llamados GLP-1RA, no solo están cambiando los hábitos alimentarios de miles de personas que buscan adelgazar, también están transformando la industria alimentaria y sectores afines que deben adaptarse a las nuevas demandas de los consumidores. Pero podrían tener que afrontar otro efecto derivado de estos tratamientos, la alteración de la percepción del gusto de los usuarios.
Así lo advierte un estudio realizado por la corporación IFF (International Flavors & Fragrances), que ha analizado cómo el consumo de GLP-1 está transformando la experiencia sensorial de los consumidores en medio mundo, así como las necesidades nutricionales ligadas a los productos de alimentación y bebidas.
En su informe, los autores destacan que la rápida expansión de estos medicamentos para perder peso ya tiene un impacto directo en lo que los consumidores demandan de la industria, pero esta no se ha adaptado para satisfacerlas. El principal problema es que los GLP-1 no solo llevan a los usuarios a buscar comidas menos abundantes o menos calóricas, sino que también está cambiando la forma en la que experimentan los alimentos y bebidas.
“El 85% por ciento de los consumidores de GLP-1 informan cambios significativos en sus preferencias de alimentos y bebidas. Las aversiones comunes incluyen alimentos grasos, dulces, carnes frías -charcutería-, café y alcohol. Las texturas secas, pegajosas o densas también se rechazan con frecuencia”, destaca el estudio.
Estas modificaciones del gusto se producen, además, en las primeras fases del tratamiento, por lo que los efectos en los hábitos de compra y consumo son casi inmediatos. Los usuarios de estos medicamentos descubren que ya no les apetecen comidas o bebidas que antes eran apetecibles o incluso estaban entre sus favoritas, es más, las rechazan por considerarlas “desagradables o intolerables”.

En su lugar, muchos consumidores cambian las elecciones de compra hacia otras opciones alimentarias, prefiriendo frutas frescas, verduras, proteínas magras, y los productos o platos preparados de origen vegetal con menor contenido en grasas y azúcares. También se ve afectado el gusto o las preferencias en cuanto a las texturas de los alimentos, llevando a evitar alimentos secos, pegajosos o demasiado densos, según añade el informe.
Estas alteraciones en la percepción del gusto y las texturas ya se están viendo reflejadas en los cambios de hábitos de la población estadounidense, afectando directamente a la industria alimentaria y retail del país.
Según recoge el portal Just Food, un estudio de principios de 2025, realizado por la Universidad de Cornell y el grupo de consumidores Numerator, reflejaba que los usuarios de medicamentos GLP-1 reducían sus gastos en alimentación en una media del 5,5% a lo largo de los seis primeros meses tras comenzar el tratamiento.
El gasto en yogures aumentó un 2,4% y los snacks proteicos crecieron en un 1%, mientras que las ventas de queso disminuyeron un 7,2% y el gasto en patatas fritas y aperitivos salados cayó más de un 11%. También disminuyó de forma generalizada la venta de bebidas, tanto de refrescos como de café, té, bebidas energéticas y alcohol.
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