Cómo limpiar los electrodomésticos y utensilios de cocina más rebeldes, que no puedes meter en el lavavajillas

Cómo limpiar los electrodomésticos y utensilios de cocina más rebeldes, que no puedes meter en el lavavajillas
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A los que hemos vivido durante un tiempo sin lavavajillas, el invento se nos antoja como la mayor creación de la humanidad tras el fuego y la lavadora, un salvavidas de la relación de pareja al que nunca estaremos los suficientemente agradecidos.

Pero pese a que metemos en el lavavajillas todo lo que podemos –e, incluso, algunas cosas que no deberíamos–, hay algunos utensilios de cocina, así como electrodomésticos, que ni siquiera caben en el mismo, o no se limpian correctamente. Por no hablar de que, sobre todo en las familias numerosas, entre los platos y los cubiertos, es imposible meter nada que vaya más allá de la vajilla.

Esta es una pequeña recopilación de trucos para limpiar de forma eficaz todos aquellos enseres de la cocina que se resisten a ser domesticados. Toma nota.

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Batidora

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Ciertamente, no hay nada que impida meter la parte extraíble de la batidora en el lavavajillas, pero las posibilidades de que se limpie correctamente son limitadas, pues no es fácil ponerla de pie y cuando se introduce en horizontal el agua no llega a limpiar las cuchillas.

Por suerte, Becky Krystal explica en The Washington Post un truco para limpiarla que parece infalible: sencillamente, mezclar jabón friegaplatos y agua en el vaso de la batidora y hacer girar la batidora sobre la mezcla a toda velocidad. Dependiendo de lo sucia que esté, es posible que haya que hacer varias rondas, incluida una para aclarar. Todo por librarse de limpiarla a mano.

Tostadora

Tostadora

La tostadora es el típico electrodoméstico que usamos a diario y no limpiamos nunca, hasta que aquello empieza a oler a chamusquina sin haber metido siguiera el pan de molde. Como todo electrodoméstico, la tostadora requiere un cierto mantenimiento para que dure más, y es muy sencillo. Casi todos los modelos tienen ya una bandeja recoge migas extraíble, que deberíamos limpiar con cierta frecuencia (lo ideal sería hacerlo después de cada uso), pero muchas migas se quedan aún así pegadas al interior, por lo que es conveniente dar la vuelta de vez en cuando al invento para extraer todas ellas y limpiar el interior con ayuda de un cepillo de dientes.

También ayuda echar sal gruesa, que ayuda a quitar todas las migas. Es importante, no obstante, sacudir bien el electrodoméstico para retirar toda la sal, pues puede acelerar la oxidación del aparato.

Coladores y rejillas

Colador

Los coladores, chinos y rejillas de malla fina son un incordio. Cierto es que se pueden meter en el lavavajillas, pero muchas veces no se acaban de limpiar bien y su limpieza manual es engorrosa.

Lo ideal para lavar estos utensilios es introducirlos boca abajo en un recipiente con agua enjabonada. Esto permite una limpieza mucho más uniforme que con solo una esponja, pues la suciedad flota hacia la parte superior, lo que facilita la limpieza.

Microondas y horno

Microondas

Otro electrodoméstico que da guerra, sobre todo si tienes esa clase de familiares que calientan platos con tomate sin poner una tapa. Tras uno de estos percances el microondas parece el escenario de la matanza de Texas, pero no desesperes.

Si bien funciona la clásica limpieza manual con estropajo, es mucho más cómodo introducir un bol con una mezcla de agua y limón, vinagre o jabón y arrancar el microondas durante unos minutos. El vapor reblandecerá toda la suciedad y bastará con pasar un estropajo o bayeta para dejarlo impoluto.

Estos mismos trucos sirven para limpiar el horno convencional, aunque necesitas dejar la mezcla más tiempo, una media hora, para que el vapor haga bien su efecto. El horno además puede tener más grasa acumulada, para la que sí puedes necesitar un producto de limpieza exprofeso para eliminar esta.

Ollas y sartenes con suciedad incrustada

Ollas

Aunque casi todas las ollas y muchas sartenes pueden meterse en el lavavajillas, este no siempre puede con la suciedad más incrustada, sobre todo si hemos tenido un percance y se nos ha quemado la comida.

Si tras meter la olla o sartén en el lavavajillas a máxima potencia y frotar penosamente con detergente sigue teniendo una capa negra, ha llegado el momento de utilizar otros métodos más agresivos.

Como explicábamos en este artículo, la mejor forma de limpiar los restos quemados de una olla es recurrir a la lejía. Solo hay que cubrir el requemado de la olla con agua y echar un pequeño chorro de lejía, llevarla a ebullición y dejar que actúe durante unos tres minutos hasta que desaparece la capa de negritud. Deja que se temple el agua y frota con un estropajo suave los restos. Quedará como nueva.

Hervidor de agua

Kettle

Este electrodoméstico, muy extendido en el mundo anglosajón, es cada vez más habitual en España. No solo es ideal para preparar un té, es tremendamente útil para acortar los tiempos cuando tenemos que hervir algo.

Aunque es un electrodoméstico que no se ensucia demasiado, es importante que tenga un cierto mantenimiento, pues las resistencias corren el peligro de llenarse de cal si no las cuidamos, lo que puede acortar la vida del aparato. Para limpiarlo basta con llenar la jarra con agua y vinagre y ponerla a hervir. Después vaciamos la tetera y repetimos el proceso con agua para aclarar. Es recomendable realizar esta tarea cada uno o dos meses, dependiendo del uso que le demos y lo dura que sea el agua de nuestra zona.

Olla de cocción lenta (Crock-pot)

Crock Pot

Las ollas de cocción lenta son cada vez más habituales en nuestras cocinas. Son ideales para hacer estofados y legumbres (y en general toda preparación que requiera un largo cocinado), pues se pueden dejar funcionando por la noche para encontrarnos por la mañana un guiso de categoría.

Se trata, además, de un electrodoméstico muy agradecido en cuanto a la limpieza. La olla interior se puede meter en el lavavajillas y, además, como la cocción es lenta es muy difícil que quede suciedad incrustada.

Lo único problemático es la carcasa. Esta no debería mancharse, pues en ella no se cocina nada directamente, pero puede traspasarse suciedad de la olla, lo que puede ser problemático si nos olvidamos para siempre de ella. Para evitar esto, lo ideal es que después de cada uso echemos un vistazo y, cuando esté fría (y desenchufada), pasar un paño suave o una esponja húmeda. Si aún así se nos escapa alguna mancha, se puede limpiar con vinagre.

Imágenes | iStock/Pixabay/Amazon/Anne Worner

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