¿Cuál es su restaurante preferido en Zahara de los Atunes? Sean originales, no me digan todos los especializados en atunes, que los hay, y muchos de calidad. Si usted disfruta con las carnes, Casa Blas es su destino en esta Entidad Local Autónoma barbateña, que lleva por apellido el nombre del omnipresente túnido en la costa de La Janda. Pero más allá del rey de la almadraba, lo cierto es que esta pequeña localidad se puede disfrutar mucho más de la gastronomía.
En este restaurante, que cumple 15 años en 2025, hay una de las mejores parrillas de la provincia de Cádiz, en las que se asan carnes de excelso nivel. Álvaro Rueda es el propietario y dueño absoluto de las brasas, mientras que su pareja, Jessica Crespo, maneja con desparpajo la sala.
El tío y los padres de Álvaro pusieron en pie este establecimiento al inicio del siglo XXI, aunque no les fue demasiado bien. No era una época boyante a nivel económico, y las obras del paseo fluvial junto al que se ubica tampoco contribuyeron a su despegue. Álvaro llegaba ya a la adolescencia, y comenzaba a trabajar en los establecimientos del entorno. El último, Ramón Pipi, una etapa en la que reconoce haber aprendido mucho y tras la que se decidió a arrancar con su propio negocio. Era el año 2010 y el restaurante Casa Blas comenzaba etapa nueva.
Álvaro Rueda y Jessica Crespo, en Casa Blas. Foto: Salva Moreno
A Jessica la conoció entonces. Necesitaba trabajdores para la sala, y ella se presentó en la calle El Bullón para llevar su currículum. La de Barbate ya presentía que ese era su sitio (para su vida laboral y personal), porque encontrar la puerta cerrada no fue obstáculo para ella. No sabemos si es rociera, pero allá que saltó la valla cual almonteño en Lunes de Pentecostés para dejar su candidatura sobre la barra. «Si la llego a coger entonces igual la echo de aquí y rompo su currículum», recuerda ahora riendo Álvaro. Por suerte, se le escapó, y ahí comenzó una historia personal y familiar.
Porque Casa Blas es un restaurante familiar, como dicen Álvaro y Jessica frecuentemente. No está lejos del centro, pero sí apartado, junto a la playa y la desembocadura del Cachón. Las mesas altas junto al paseo fluvial advierten de su presencia, aunque la sala del restaurante queda casi oculta por la vegetación, una bendición en época de temperaturas extremas como las soportadas este pasado mes de agosto.
Carnes nacionales de calidad
El interior es amplio, con mesas para unos 85 comensales, la barra y el espacio de las parrillas, donde Álvaro se desenvuelve a su antojo y que espera ampliar cuando concluya la temporada (cierran diciembre, enero y febrero). En una esquina, las cámaras de maduración con las verdaderas protagonistas de la oferta gastronómica de Casa Blas: las carnes.
Álvaro recuerda que el primer año fue complicado, pero a partir del segundo comenzaron una trayectoria en continuo crecimiento: «Empezamos a tener repercusión y nos tomaron en serio. No fue fácil pero ha merecido la pena. A día de hoy, tenemos una cantidad de solicitud de reservas imposible de gestionar».
Entrada al restaurante Casa Blas. Foto: Salva Moreno
¿Y cuáles son esos motivos para que les tomen en serio? Un producto de lujo. «Todas las carnes de Casa Blas son nacionales, muchas de ellas del norte de España. Me encanta jugar con las razas y para eso tengo varios distribuidores de calidad que me ofrecen lo mejor en cada momento. Tudanca, cachena, asturiana de los valles… y también retinta».
Aunque la jefa de cocina es Mari Rivero desde hace años, a las brasas solo se acerca Álvaro. Él sabe cómo quiere cada carne, por qué elige cada una y el cariño que debe aplicarle para sacar lo mejor de ellas. Mientras prepara las brasas (que luego reparte en las parrillas) en un antiguo horno para pizzas, comenta con la misma pasión que le pone a su trabajo que «en este país tenemos las mejores carnes del mundo. No necesitamos buscar fuera. Una vez que las tienes aquí, sólo hay que tratarlas bien». Y ya está.
Una de las carnes de Casa Blas. Foto: Salva Moreno
Pero en las brasas de Casa Blas también hay espacio para otros productos. Álvaro es un gran admirador de Aitor Arregui y su restaurante Elkano (Getaria, Guipúzcoa), replicado en el Cataria de Chiclana. «Me encanta su rodaballo. Yo lo termino al horno, con una bilbaína y le montamos el pilpil. A cada plato le dedicamos su tiempo para que salga bien». Por esas brasas también pasan los mariscos, el tarantelo, el morrillo o la barriga de atún.
Todo lo que sale de esa parrilla es uno de los grandes tesoros de Casa Blas, el imán que atrae a comensales procedentes de lugares muy diversos. Pero no es lo único que pueden comer en el restaurante. Uno de sus platos más conocidos son los tortellini a la crema con carabinero.
Los tortellini a la crema con carabineros. Foto: Salva Moreno
«Este plato salió casi de casualidad. La salsa, un bísquet, la habíamos usado en una ruta del atún. Sobró, y en una comida con el personal se nos ocurrió hacer pasta, y resultó que estaba buenísimo». Había que ofrecerlo a los clientes para ver su respuesta. Por supuesto, fue afirmativa, y se ha convertido en uno de los reclamos de Casa Blas, más allá de la parrilla, junto a otros platos como el carpaccio de pulpo, los arroces al horno, el pulpo a la gallega o el salteado de alcachofas.
En Casa Blas tienen también una bodega potente, con un centenar de referencias entre las que elegir para acompañar a carnes, pescados y mariscos de tanta calidad. Los del Marco de Jerez están presentes, pero hay vinos procedentes de varias denominaciones nacionales. Armonías muy aceptables para completar la experiencia gastronómica.
Casa Blas
- Dónde: Calle del Bullón, S/N. Zahara de los Atunes. Cádiz.
- Horarios: En invierno, de jueves a domingo. En verano solo cierra lunes.
- Precio medio: 40 euros.
- Reservas: 956 43 90 54
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