El turismo es fuente de riqueza pero también de agotamiento, en este caso, agotamiento de los modelos tradicionales de negocio que ya no buscan lo de antes, sino nuevas formas de consumo basadas en la imagen y en el consumo rápido. Esto es lo que ha pasado en el mercado de La Boquería con una icónica parada de setas.
Se trata de Bolets Petràs, uno de los referentes micològicos de la ciudad al que acuden los chefs de renombre para seleccionar las mejores y más variadas propuestas de setas. Ha decido poner un punto y aparte en su trayectoria porque las hordas de guiris que se acercan a su parada van en otra dirección a la de su negocio.
Según ha compartido Petràs en sus redes sociales, se han mudado para ofrecer "un mejor servicio y de calidad". "Mientras tanto la parada del mercado de la Boquería de Barcelona permanecerá cerrada una temporada".
Ahora bien, quien piense que esto es un cierre, nada más lejos de la realidad. La empresa avisa en este mismo comnicado que abrirán cambiando un poco la oferta. "Lo reformaremos y volveremos con más ganas que nunca", dicen, pero lo que callan es que no volverán con el mismo modelo de negocio.
"No me he ido de la Boqueria. Simplemente he cerrado temporalmente", aclara Petràs a La Vanguardia. La empresa explica que más que un adiós definitivo, se trata de una pausa reflexiva para entender la dirección que deben tomar en medio de un espacio que ya no es en realidad un mercado, sino un punto en las guías turísticas en el que el tráfico de turistas es incesante.
En este sentido, añaden: "Desde hace muchos años, lamentablemente, el mercado va en una dirección y nosotros en otra", de modo que tienen que repensar hacia adónde van.
Todavía nada es firme, la decisión se tomará en septiembre, pero mientrast anto baraja opciones intermedias, como una pequeña selección de setas envasadas, productos singulares, quizás insectos comestibles. Otra opción es una posible área de degustación de alta calidad. "Nuestro producto ya no tiene ningún sentido allí", remata.
En Olesa, venta a proveedores
Mientras tanto sus setas siguen a la espera que que las otee un chef, pero en una nave de Olesa de Montserrat. Desde este punto abastece a un buen puñado de excelentes restaurantes de Barcelona. Ciertamente, la venta al cliente final ya no es posible.
Todo esto es un encaje fruto de una transformación de los tiempos y de los públicos: allí donde antes se valoraba el producto fresco, la estacionalidad y la excelencia, hoy se aprecian modelos de comida y consumo rápido orientados al turismo.
Foto | @bolets_petras, www.thingstodoinbarcelona.com