Si metemos en una ecuación Castilla-La Mancha, comedias, berenjenas y Ciudad Real seguramente no vayamos a convertirnos en los reyes del Trivial Pursuit si decimos Almagro. Sin embargo, este municipio ciudadrealeño, ubicado en la comarca de Campo de Calatrava, es mucho más.
Sí, nadie va a negar la preponderancia de su famoso Corral de Comedias, uno de los pocos que quedan en pie en España. Tampoco de la fama nacional que ha alcanzado en el terreno de los encurtidos con las famosas berenjenas de Almagro.
Sin embargo, hay más en Almagro. Con algo más de 9.000 habitantes, Almagro es un destino privilegiado para hacer turismo de interior y de calidad en busca de arquitecturas sorprendentes e históricas. Incluido en la asociación de Los Pueblos más Bonitos de España, Almagro presume de su plaza mayor, una de las más singulares de España, cuya planta rectangular irregular y de dos pisos, inspirada en las plazas flamencas, es una auténtica rareza.
También es una rareza, como decimos, a su modo de ver el Corral de Comedias, levantado en el siglo XVII y el único de España que se conserva hoy tal y como era hace más de 300 años.
A eso hay que combinar un singular patrimonio de arquitectura civil como son las casas solariegas. Muy vinculado a las minas de mercurio de Almadén, que han estado en explotación desde hace más de 2.000 años hasta el año 2003, la riqueza de Almagro ha tenido mucho que ver con la minería.
Por este motivo, la hidalguía local, así como como empresarios y banqueros foráneos, proliferaron a partir del siglo XVI en Almagro. Testigo de ello son distintos palacios y casas solariegas como la Casa del Mayorazgo de los Molina y la Casa de Los Rosales, en la propia plaza mayor, o las casas de antiguos banqueros centroeuropeos que se instalaron aquí gracias a Carlos I. Es el caso de edificios como la Casa de los Xedler o la de los Wessel.
El Corral de Comedias de Almagro. ©iStock.
Un renacimiento que también alumbró palacios como el de los Marqueses de Torremejía o el de los Condes de Valparaíso, habida cuenta de la relevancia de Almagro en el camino hacia Andalucía que se establecía desde Madrid. También de capital importancia vuelve a ser el Palacio de los Fúcares, traducción que se hizo al castellano de la saga de banqueros Fugger, de origen alemán, que llegaron para administrar en tiempos de Carlos I las minas de Almadén.
Iglesia de San Juan Bautista, de Almagro. ©iStock.
Con un casco histórico declarado como conjunto histórico-artístico en 1972, Almagro igualmente posee un bien dotado patrimonio arquitectónico eclesiástico, tanto en iglesias como conventos, siendo estos últimos muy abundantes en una villa como el Convento de la Asunción de Calatrava o el Convento de Nuestra Señora del Rosario, que era la antigua Universidad Renacentista. Muy marcado por la impronta de la Orden de Calatrava, que dominaba esta zona y gozaba de amplias prebendas reales desde ya la Edad Media, Almagro prosperó al mismo tiempo que la Orden también crecía en importancia desde el siglo XIII.
Una auténtica maravilla detenida en el tiempo que multiplica su población veraniega, especialmente al albur del Corral de Comedias, que vive su particular boom anual con el Festival Internacional de Teatro Clásico (que se celebra durante el mes de julio) y que hace de Almagro una de las capitales mundiales de la dramaturgia clásica, siendo además sede del Museo Nacional del Teatro.
Imágenes | iStock
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