Se conocen ya como restaurantes fantasmas: cocinas cerradas al público que solo existen en las aplicaciones de comida a domicilio.
La idea tiene toda la lógica del mundo. Si cada vez un mayor trozo de la tarta en restauración se reparte en el delivery ¿para qué mantener un local con todo lo que eso conlleva?
Los restaurante fantasma son la gran apuesta de algunas de las grandes compañías de reparto, como Deliveroo (que cuenta con su línea Editions), o empresas como Keatz, la primera cadena que opera decenas de las dark kitchens –como se conoce al concepto en el mundo anglosajón– que vemos en nuestros teléfonos móviles.
Este modelo nace para ahorrar costes, pero, por lo demás, intentan no diferenciarse en nada de los restaurantes convencionales. Lo que buscan los fundadores de la startup madrileña InMotion Food es, precisamente, que se note: aprovechar las ventajas de ofrecer una comida pensada en exclusiva para delivery, diseñando productos que se terminen de cocinar en el trayecto, y lleguen a su destino en perfectas condiciones.
“El delivery ha mejorado mucho desde el punto de la distribución, pero no se han cambiado las cosas desde la cocina”, explica a Directo al Paladar Enrique Pérez-Castro, uno de los socios de InMotion Food. “Al final el problema de eso es que solo se están haciendo famosas dentro del delivery las cosas que viajan bien, y es la pescadilla que se muerde la cola. Si no viaja bien no sirve, y si no sirve no lo hago. Por eso pensábamos que desde la cocina podíamos hacer cosas 100 % pensadas para el segmento, y llegar de forma diferente al consumidor”.
Pensado para comer en 15 minutos
El ejemplo más claro de este planteamiento son las hamburguesas, que se comercializan en Glovo, Deliveroo, Just Eat y Uber Eats bajo la marca Nugu Burguer.
En opinión de Pérez-Castro, la mayoría de hamburguesas que se piden a domicilio llegan frías, con el pan pasado y las patatas pochas. “Empezamos a hacer pruebas y lo que nos ha dado resultado es pasar la carne a la parrilla, luego le ponemos los complementos, y la envolvemos en el pan, que está crudo. Lo hacemos en el horno, y, con el calor residual, termina de hacerla en el trayecto”. El pan, de hecho, es un desarrollo propio, que ya han patentado.
La hamburguesa que hemos podido probar (11,99€), elaborada con chuleta de vaca ecológica, llega en efecto bastante caliente y con el interior jugoso. Si no es la mejor hamburguesa que hemos probado a domicilio, sin duda está entre las mejores.
Además de Nugu Burguer, las cocinas de InMotion Food (situadas en un único local del centro de Madrid, en la calle Covarrubias) operan otras tres marcas: DeLaAbuela, que oferta comida tradicional; Huerta Nuestra, especializada en ensaladas; y Caprinchos (tapas y bocatas).
Cocidos y frituras
Todos los productos están pensados para llegar en perfectas condiciones. Sirven incluso platos como el cocido, que se presenta con el caldo por un lado y los garbanzos y la carne por otro. “Si se sirve en un solo vuelvo rehacía el garbanzo, no tenía sentido mandar cocidos así”, explica Pérez-Castro. “Lo que hicimos es hacerlo al punto que queremos, separamos el caldo del compango. El caldo lo dejamos hirviendo en un bote que sigue super caliente, y el resto del cocido va aparte”.
En este caso, no hemos notado gran diferencia a cómo llegaría un cocido en un táper normal. Estaba todo caliente y lo suficientemente rico, pero el garbanzo y la carne llegaron revueltos y deshechos, como cabría esperar en un servicio de delivery normal y corriente. Y a un precio también normal: 9,99€ para una ración individual.
Pérez-Castro insiste, en cualquier caso, en que todo está pensado al milímetro para que llegue en perfectas condiciones. “Casi todos los platos tienen un problema fundamental que resolver que es el packaging”, explica el emprendedor. “Según lo que estés cocinando vas a tener que compensar entre mantener el calor, no cocinar de más, y que la humedad no te fastidie el plato”.
También hay que pensar, explica, en el punto que se da a los platos: Con la pasta es evidente. Si haces la pasta como la harías en un restaurante normal cuando llegue está blanda. Esos puntos los vamos trabando teniendo en cuenta que se van a consumir pasados 15 minutos”.
Reparto a solo tres kilómetros
Para asegurar la calidad de sus productos, los restaurantes de Inmotion Food solo reparten en un radio de 3 km. El ahorro de costes que supone contar con cuatro marcas en un solo local, en el que no se sirve al público, les permite además mantener los precios con calidades superiores a las que, asegura Pérez-Castro, tienen sus competidores: “Tenemos una serie de platos que no tienen competencia a nivel de materias primas”.
InMotion Food lleva operando solo siete semanas. “No hemos conocido otra realidad que la del coronavirus”, explica el fundador de la empresa, que se alegra de, al menos, no tener un restaurante físico, pero no de lo que está por llegar. “La situación actual no le va a venir bien a nadie”, concluye.
Habrá que probar más platos de la compañía para ver si realmente lo que parece un gran planteamiento de partida se convierte en una oferta competitiva, y apetecible, en el saturado mercado de la comida a domicilio.
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