Cal Travé es uno de esos restaurantes que no necesitan grandes carteles ni campañas llamativas para llenar sala: basta con su ubicación estratégica, su cocina sencilla y la fidelidad de quienes, en estas fechas, suben y bajan a esquiar a La Cerdanya o Andorra.
Situado en Berga, junto a la carretera que conecta el Berguedà con los valles pirenaicos, es una parada casi automática para quienes madrugan con rumbo a las pistas o vuelven derrotados del frío buscando un plato caliente.
Para muchos conductores es un clásico del camino: rápido, casero y sin florituras, un alto en el camino que hay que saber que existe para no dejárselo en el tintero.
En sus mesas se sirven sopas de galets, albóndigas con guisantes, canelones y todo tipo de recetas clásicas catalanas, así como carnes a la brasa acompañadas de escalivada.
Menús económicos
Su menú ronda los 16 euros, precio que se mantiene estable entre semana y ligeramente más alto en días señalados, y es la razón por la que se ha ganado una clientela fiel.
Platos catalanes de toda la vida, abundantes y sin complicaciones ni marcas contemporáneas: sopas calientes, estofados, pasta casera, carnes a la brasa y guarniciones como las patatas fritas de verdad, muy mencionadas por los clientes.
La sensación es la de un comedor familiar que no pretende impresionar, sino reconfortar, algo que Cal Travé consigue con una regularidad envidiable a juzgar por la buena vibra de la sala y la positividad de las reseñas.
La cocina tradicional catalana es el eje del menú. Aparecen imprescindibles como el fricandó, las albóndigas con sepia, el pollo rustido, los canelones o las judías con butifarra, según disponibilidad. Platos que, sin excesos, saben a fin de semana y carretera.
En invierno, el caldo casero y los guisos de cuchara se llevan parte del protagonismo, algo muy apreciado por quienes llegan desde las pistas buscando calor en formato cucharón.
Pero si hay algo que se repite en prácticamente todas las reseñas es la eficiencia del servicio. Rápido, ágil y acostumbrado al público de paso. Mesas que se llenan y vacían sin pausa, especialmente los fines de semana, cuando encontrar sitio sin reserva se convierte en deporte de riesgo.
En realidad, la sala puede llenarse antes de la una del mediodía en temporada alta, un indicador claro de la demanda que genera.
Buena ejecución
Otro aspecto valorado es la relación calidad-precio. En un tramo de carretera donde abundan las áreas de servicio y los menús turísticos, Cal Travé se mantiene como alternativa auténtica: comida casera a un precio de los de antes. Muchos usuarios destacan que también "se come como antes", con raciones generosas y sabores reconocibles, sin querer ser otra cosa que un restaurante de paso bien ejecutado.
Además de su función para esquiadores, el restaurante también se ha convertido en un punto de encuentro para trabajadores de la zona, transportistas y familias que viajan entre Barcelona y el Pirineo. Esa mezcla aporta al comedor un ambiente cotidiano y animado, en el que conviven botas de montaña, mesas familiares y conversaciones rápidas antes de volver al volante.
Cal Travé no entra en listas de restaurantes de moda ni busca convertirse en parada gourmet, lo suyo es otra cosa: ofrecer un menú honesto, caliente y contundente a quien está de ruta. Su ubicación, su cocina y su ritmo son parte del paisaje invernal del Berguedà. Y por eso, para muchos, es ya una tradición más del viaje hacia la nieve.
Cal Travé
- Dirección: Salida 95, E-9 / C-16, km. 96,3, 08600 Berga, Barcelona
- Precio: 20 €
- Teléfono: 669 55 08 27
- Horario: De domingo a jueves, de 9 a 19.30 horas. Viernes de 9 a 23.30 horas. Sábado, 8.30 a 23.30.
Foto | Cal Travé
En DAP | Este restaurante es de Barcelona, pero parece un rincón de Napolés, con mural de Maradona incluido