A menudo, cuando se habla de las grandes playas de Portugal, la imaginación viaja directamente hacia la costa atlántica, con sus olas, acantilados y arenas infinitas. Sin embargo, lejos del bullicio marítimo, el país vecino guarda tesoros escondidos en su interior. Son playas fluviales que rompen las expectativas, auténticos oasis donde el agua dulce y la naturaleza se combinan para crear paisajes sorprendentes.
Entre ellas, brilla con luz propia la playa fluvial de Albergaria dos Fusos, un rincón que podría confundirse con un destino caribeño… si no fuera porque está a apenas una hora de la frontera española.
Se encuentra en la freguesia de Vila Ruiva e Albergaria dos Fusos, dentro del municipio de Cuba, en el distrito de Beja, en pleno corazón del Alentejo. A orillas de la albufeira formada por la presa de Albergaria dos Fusos, este espacio combina la calma rural con una infraestructura pensada para disfrutar de la naturaleza sin renunciar a la comodidad.
Fue inaugurada en agosto de 2023 como parte del Ecopark del Alentejo Central y, desde entonces, se ha convertido en una de las escapadas más atractivas del sur portugués.
El primer impacto visual lo da su arena fina y blanca, extendida en una franja de unos 250 metros que invita a caminar descalzo y tumbarse bajo el sol. El agua, tranquila y limpia, refleja el cielo con tonos azules y verdes que cambian a lo largo del día.
Las instalaciones se inauguraron en 2023 dentro del Ecopark del Alentejo Central.
No es una orilla cualquiera: dos piscinas flotantes, una para adultos y otra para niños, permiten bañarse con total seguridad y ofrecen una experiencia divertida para todas las edades. El chapoteo de los pequeños se mezcla con las brazadas pausadas de quienes buscan un baño relajante.
Más allá del agua, la playa cuenta con un equipamiento que sorprende por su amplitud. Hay campos para practicar fútbol y vóley playa, lo que transforma el lugar en un centro de actividad para grupos y familias.
El bar-restaurante Boleta, con su terraza elevada, ofrece una panorámica de la albufeira que se disfruta mejor con un refresco frío o un plato típico del Alentejo. El murmullo del agua y el olor a comida casera invitan a alargar la sobremesa.
La sostenibilidad es uno de los pilares del proyecto. Aquí no hay rastro de motores ruidosos ni embarcaciones contaminantes: solo están permitidos deportes náuticos como el piragüismo o el stand-up paddle, en los que el ritmo lo marcan los brazos y el equilibrio. Una torre de observación permite contemplar aves que sobrevuelan el embalse o descansan entre los juncos. Perdices, garzas, somormujos y otras especies encuentran aquí un refugio seguro.
Quien se anime a explorar más allá de la arena puede seguir las rutas que parten de la playa. Un sendero de 2,5 kilómetros conduce a través de olivares y encinas hasta la iglesia de Nossa Senhora do Outeiro, un pequeño templo que parece vigilar la calma del paisaje.
Para los más activos, hay una ruta circular de 6,5 kilómetros que rodea buena parte del entorno, perfecta para empaparse de la esencia del montado alentejano. El camino se llena de olores a tierra, hierbas silvestres y madera, y en verano, el canto de las cigarras acompaña cada paso.
Imágenes | Visit Cuba Alentejo / Visit Alentejo