Quizá este de hoy sea uno de mis postres preferidos, no lo sé, pero lo cierto es que cada vez que lo preparo vuelvo a recordar lo rico que está, y a pesar de que es una pequeña bomba de chocolate y mantequilla, me prometo tener siempre alguno de reserva en mi congelador. Bromas aparte, este coulant de dos chocolates es una receta para triunfar, una variante del coulant más sencillo con un solo chocolate.
Para su elaboración solo debéis tener la precaución de conocer bien vuestro horno, que ya es mucho, para que el coulant derrita en su interior, pero quede cocida y a la vez tierna su capa exterior. Es por eso que es importante vigilar los tiempos para que no se nos pase y quede en su punto.
Comenzaremos preparando la ganache de chocolate blanco. Para ello pondremos en un cacito la nata a calentar y la llevamos a ebullición. Retiramos del fuego y añadimos el chocolate blanco. Removemos hasta integrar los dos ingredientes y pasamos a rellenar unas cubiteras de hielo o un molde de silicona de bombones con la ganache. La metemos en el congelador un mínimo de dos horas.
Por otra parte batimos los huevos con el azúcar. En un baño maría derretimos el chocolate negro junto con la mantequilla, añadiendo los huevos batidos y posteriormente la harina. Mezclamos todo bien.
Precalentamos el horno a 200ºC con calor arriba y abajo. En pequeños ramequines o moldes de papel de aluminio desechables echamos una parte de la masa de chocolate negro, con cuidado colocamos un cubito congelado de la ganache de chocolate blanco, vigilando que nos quede centrada para que permanezca en el centro. Rellenamos el resto del molde de nuevo con la masa de chocolate negro. Horneamos durante 15 minutos, aproximadamente.
Con qué acompañar el coulant
Si os gusta tanto como a mí el coulant de dos chocolates lo ideal es preparar el doble de cantidad y congelarlos. Así siempre disponemos de un delicioso postre ante un imprevisto o un antojo chocolatero, para ello taparlos bien con papel de aluminio y darles dos minutos más de horno cuando los vayáis a preparar. Podríamos acompañarlo con nata montada o una bola de helado, pero, sinceramente, no necesita nada más para triunfar. Unas hojitas de menta fresca le irían muy bien, si nos gusta.
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