Para salirnos del clásico “tinto de verano” o de la cerveza tradicional, os propongo una bebida muy refrescante que se prepara simplemente mezclando jarabe o sirope de frutas con cerveza rubia bien fría. Simple, pero sorprendente, es una forma de tomar cerveza que es costumbre en muchas zonas de Europa, como en Bélgica o Francia. En estos lugares se pueden encontrar cervezas aromatizadas, ya envasadas, pero nada mejor que aromatizarlas nosotros mismos con jarabe de fresas, de cerezas o incluso de limón, al gusto de cada uno.
Las costumbres a la hora de tomar las bebidas de aperitivo son muy diferentes según los países que visitemos. En Italia se toma el clásico vermouth, vino aromatizado con hierbas, como el Campari, de notas amargas, o el más conocido Martini Rosso o Bianco o el bitter Cinzano. En Francia, por ejemplo, está muy extendido el pastís, un tipo de aguardiente anisado que se mezcla con agua fría para refrescarnos en las tardes calurosas. Algo parecido se solía tomar en España, aunque ya ha pasado algo de moda.
Lo mejor para preparar nuestra cerveza de sabores es servir la cerveza y poner en la mesa varios tipos de jarabe de frutas, para que cada persona lo use a su gusto. Si añadimos mucha cantidad de jarabe el resultado será demasiado dulce, prefiero añadir muy poca cantidad, unos 20 cc. por vaso. Recomiendo usar una cerveza tipo pilsen o más ligera, aunque podemos hacer nuestros experimentos.
Además es una buena forma de preparar una bebida divertida y de introducir a la cerveza a aquellos que no les gusta demasiado. Ya se sabe, la primera vez que se prueba nunca gusta, por su amargor. Pero que pronto nos acostumbramos a ella. ¿Verdad?
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