El árbol del cacao es una planta originaria de la Amazonia, cultivada por primera vez por los olmecas, en la costa sur del golfo de México, hace unos 3.500 años.
Los primeros europeos que tuvieron conocimiento de su existencia fueron probablemente los tripulantes del cuarto viaje de Colón, en 1502, que trajeron los primeros granos de cacao a España. En menos de un siglo, la bebida que se elaboraba a partir de estos, el chocolate, se convirtió en la preferida de las cortes y la alta burguesía europea. Pero, pese al idilio de los europeos con el dulce, nunca nadie logró plantar el cacao en el continente. Hasta ahora.
El Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea “La Mayora”, un instituto mixto de investigación entre el CSIC y la Universidad de Málaga situado en la localidad de Algarrobo, está cultivando con éxito los árboles de cacao en invernadero y, si todo va bien, podrían tener frutos maduros el año que viene.
Están cultivando el cacao en dos invernaderos, uno con calefacción (como grupo de control) y otro sin ella
Como explica a Directo al Paladar el responsable del departamento de Fruticultura Subtropical del centro, Iñaki Hormaza, la idea surgió a partir de conversaciones con La despensa de palacio. Es esta la única fábrica de chocolate que queda en Andalucía, localizada en Estepa (Sevilla), y tenía interés en producir también el cacao, para elaborar chocolates gourmet.
Hormaza y su equipo están cultivando el árbol frutal en dos invernaderos, uno con calefacción y otro sin ella. Lo importante, explica, es conseguir que el fruto sea viable en el invernadero sin calefacción, lo que reduciría enormemente los costes. Las plantas ya han florecido y, si los frutos de este año maduran bien, en 2020 el instituto tendrá en sus manos los primeros granos de cacao producidos en el continente. “Hubo un intento en el siglo XVIII pero no funcionó”, asegura Hormaza.
En busca de una mosca polinizadora
Una vez que se obtengan frutos viables, el siguiente reto al que se enfrenta el equipo de Hormaza es encontrar la manera de polinizar estos, algo que hasta ahora se ha hecho de forma manual, una técnica inviable a nivel comercial. Se necesita un insecto que haga el trabajo.
El cacao malagueño sería más ecológico, pues se evita la huella de carbono del transporte
“Tenemos que ver cuál podría funcionar, porque, claro, el cacao no es originario de Europa y por tanto no hay insectos nativos que estén adaptados a polinizar la planta de cacao”, explica el investigador. “Sabemos que en su origen son insectos pequeñitos, pequeñas mosquitas, quizás algún insecto nativo de Europa se pueda adaptar a polinizar la flor de cacao, igual que se han adaptado otros insectos a polinizar cultivos exóticos”.
Una vez logrado esto, la viabilidad de los cultivos dependerá del sector privado. “En función de lo que pueda pagar el mercado se verá si es posible que sea rentable”, apunta Hormaza. “Lo que puede ser es más ecológico porque se evita la huella de carbono del transporte, pero a corto plazo no lo veo como una cosa que se vaya a expandir muchísimo. Será un mercado muy gourmet”.
En cualquier caso, de plantarse cacao a nivel comercial estará todo bien estudiado. “Ha habido errores graves con algunas especies”, reconoce el investigador. “Se han introducido variedades no adecuadas para nuestro clima y al cabo de unos años te das cuenta de que no son rentables. Puedes perder mucho dinero. Hablamos de frutales, que tardas tres o cuatro años en empezar a producir. Si tienes algo que no es adecuado te vas a dar cuenta a los cinco años y es un riesgo grande, no es como una planta anual que puedes cambiar de cultivo cada año”.
¿Tendrá el cacao viabilidad comercial?
El cultivo de Hormaza es, claro está, puramente experimental. Pero muchas de las frutas que hoy encontramos en todas las fruterías de España, se plantaron primero en La Mayora.
El instituto se fundó en los años 60, con dinero de la cooperación alemana, e inicialmente se dedicó a introducir el cultivo del fresón híbrido de California en Europa: ese que ahora conocemos como “fresón de Huelva”. Luego empezó a trabajar con frutas tropicales. Desde los años 70 se logró producir aguacate, y posteriormente la chirimoya y el mango.
Cuando en los años 90 se comenzó a cultivar mango había expertos que decían que era imposible cultivarlo en España
“El cultivo de estas especies en el sur de España ha ido de la mano de lo que se ha hecho en nuestro centro de investigación”, explica Hormaza. “Nuestro trabajo ha consistido fundamentalmente en evaluar diferentes especies, y diferentes variedades dentro de cada especie, para ver cuál se adapta mejor a nuestras condiciones climáticas, y luego avanzar en el conocimiento para intentar producir más, mediante estudios sobre cómo se produce la fructificación, qué ocurre en las flores para que haya o no fruta y estudios de diversidad genética en colaboración con diferentes países”.
Cuando en los años 90 se comenzó a cultivar mango había expertos que decían que era imposible producirlo en España, porque estaba muy alejado del Ecuador. Ahora, como presume Hormaza, tenemos unas 5000 hectáreas de esta fruta en Málaga y Granada, e incluso una asociación de productores de frutas tropicales que quiere perseguir la denominación de origen.
¿Tiene España ya las características de un clima tropical? La subida de las temperaturas debido al cambio climático puede hacer que cada vez sea más sencillo plantar árboles tropicales en el otrora clima mediterráneo, pero es un arma de doble filo.
“Sí que es verdad que las temperaturas medias van a aumentar y eso puede hacer que se pueden expandir algunos de estos cultivos, pero al menos en el Mediterráneo, va asociado a una disminución de las precipitaciones”, explica explica Hormaza. “Hay que tener cuidado con el régimen de lluvias y ver cómo vas a regar esos cultivos, porque la mayor parte de ellos requieren bastante agua al provenir de zonas tropicales”.
Imágenes | IHSM La Mayora/Asociación Española de Tropicales