Las huelgas de Hollywood tienen un efecto inesperado en la hostelería: los actores vuelven a trabajar de camareros

Con el parón de las producciones de cine y televisión, los intérpretes tienen que pagar las facturas como pueden

Camarera
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La huelga que mantiene paralizado a Hollywood está a punto de cumplir los 100 días, siendo ya oficialmente el parón del gremio más largo de su historia. Arrastrando además los efectos de la recién finalizada huelga de guionistas, los intérpretes se ven forzados a revivir ese viejo mito de los actores y actrices obligados a trabajar en el sector hostelero.

Han sido 146 días en los que los guionistas de cine y televisión dejaron en pausa las producciones audiovisuales en Estados Unidos, deteniendo en seco tanto los trabajos en desarrollo como los programas televisivos de emisión diaria. Pero pese a que ahora la maquinaria ha vuelto a arrancar, lo hace a medio gas, pues falta un engranaje fundamental para que todo vuelva a la normalidad. Sin intérpretes poco se puede rodar.

Puede que a las grandes estrellas que cobran sueldos millonarios no les afecte demasiado, pero el gran grueso de actores y actrices que mantienen vivo el cine y la televisión son trabajadores mucho más humildes con sueldos precarios y contratos inestables en un negocio en el que la inseguridad laboral está a la orden del día, con una competencia desmedida.

Famosos sirviendo mesas y fregando platos

Es, como acertadamente señala la periodista del New York Times Meghan McCarron, el viejo cliché del actor que sobrevive de camarero mientras espera su gran oportunidad que le lance al estrellato. O, en este caso, intérpretes incluso con carreras consolidadas que vuelven a ponerse el delantal para pagar facturas.

Huelga

La ciudad de Los Ángeles es la gran meca de Hollywood, ese destino soñado por tantos jóvenes que dejan su hogar buscando con hacerse un hueco en una industria cruel y extremadamente competitiva. Lo hemos visto infinidad de veces en películas y series, pero no por cliché deja de ser fiel a la realidad.

Es en la ciudad californiana donde McCarron localiza sin dificultad numerosos ejemplos de profesionales del sector que se han visto forzados a buscarse las castañas en la hostelería, algunos reviviendo sus primeras experiencias laborales de juventud, como también hicieron muchos guionistas, con trabajos incluso peor remunerados.

Camarera

No son estrellas que firman contratos millonarios ni copan las portadas de las revistas de moda, pero no es raro encontrarse con rostros más que conocidos tomando nota, sirviendo comidas o poniendo copas. Famosos de los que igual no te sabes el nombre, pero que pueden haber encarnado a todo tipo de personajes en tus series favoritas, o que has visto en infinidad de películas.

La mayoría intenta separar sus dos facetas profesionales y limitarse a cumplir con su trabajo lo mejor posible. Es, simplemente, una manera honrada de pagar las facturas mientras Hollywood sigue paralizado. Y de sobrevivir cuando precisamente la estrategia de las productoras era forzar a los huelguistas a acabar arruinados y sin poder permitirse el alquiler, como se filtró hace semanas.

“Me mantengo a mí misma y no hay nada de qué avergonzarse”

Lo resume bien la guionista Hillary Handelsman, cuyo último trabajo, para Netflix, se canceló justo antes de la huelga, dejándole en una situación financiera complicada. Sin ingresos a la vista, empezó a trabajar en una empresa de galletas, y aunque al principio temía que le reconociera gente del gremio, pronto cambió de parecer. “Con el paso del tiempo, soy mucho menos sensible al respecto. Me mantengo a mí misma y no hay nada de qué avergonzarse”, comenta.

Este movimiento de trabajadores también se ha notado desde el punto de vista del propio sector de la restauración, con una repentina avalancha de solicitudes de empleo desde el verano no solo de intérpretes y guionistas, sino también de maquilladores, especialistas en vestuario, peluquería y otros departamentos técnicos y artísticos.

Los guionistas han vuelto a trabajar, pero con las negociaciones rotas entre los sindicatos de intérpretes y los grandes estudios, la máquina de Hollywood sigue paralizada indefinidamente. Mientras tanto, restaurantes, bares y cafeterías vuelven a ser el comodín de supervivencia detrás de las cámaras.

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Fotos | Drazen Zigic - gpointstudio -

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