Jaime de las Heras
Editor SeniorTras diecisiete años con las tasas de basura congeladas, varios ayuntamientos de la comarca pontevedresa del Morrazo —Cangas de Morrazo, Bueu y Moaña— han aprobado fuertes incrementos en los recibos de recogida de residuos, con subidas que alcanzan hasta un 600 % en algunos casos.
La medida, recogida por medios locales como La Voz de Galicia, ha encendido los ánimos entre los hosteleros, que se sienten ninguneados y denuncian que no ha existido diálogo social previo. Además, aseguran que no se les permitió acceder a los salones de plenos cuando se aprobaron las nuevas ordenanzas y que se han encontrado con la subida ya impuesta, sin negociación ni alternativas.
Las cifras ilustran bien la magnitud del cambio. Un bar con comidas que pagaba hasta ahora 107 euros al año podría abonar hasta 1.236 euros, más de once veces más. Otros establecimientos pasan de unos 200 euros a más de 1.000, mientras que en los comercios más pequeños la factura sube de 87 a unos 200 euros anuales.
En el caso de las viviendas, el incremento es más moderado, pero también notable: de unos 67 a cerca de 126 euros al año en municipios como Bueu. Las asociaciones empresariales del Morrazo calculan que el impacto es especialmente duro para los negocios hosteleros y los talleres, ya que las nuevas tasas se calculan según superficie, número de plazas o volumen estimado de residuos, sin tener en cuenta la estacionalidad o el tipo de actividad real.
Los ayuntamientos y la Mancomunidad del Morrazo justifican la subida alegando que era insostenible mantener las tarifas congeladas durante tanto tiempo.
Argumentan que los costes de recogida y tratamiento se han disparado, sobre todo por el aumento de los pagos a Sogama, la empresa pública gallega encargada de la gestión de residuos. Además, recuerdan que la nueva normativa estatal y las directivas europeas obligan a que las tasas cubran el 100 % del coste del servicio, lo que impide que los concellos financien una parte del gasto con fondos propios.
Las autoridades locales admiten que la subida es brusca, pero insisten en que no había alternativa si se quería garantizar la continuidad del servicio. La alcaldesa de Moaña ha explicado que para una familia media la tasa quedará en torno a 10,5 euros mensuales y para un pequeño comercio, alrededor de 17.
Un foco también puesto en tasar al turismo
Sin embargo, estas cifras apenas han servido para calmar los ánimos. En algunos plenos se registraron tensiones e incluso incidentes, y las asociaciones de hosteleros y comerciantes ya han anunciado la presentación de alegaciones formales. Reclaman la creación de una mesa de trabajo con la Mancomunidad, los ayuntamientos y Sogama para revisar la fórmula de cálculo y adaptarla mejor a la realidad económica y ambiental de cada tipo de negocio.
En definitiva, lo que durante años fue una tasa simbólica se ha transformado de golpe en una carga considerable para cientos de vecinos y empresarios del Morrazo, especialmente en el sector hostelero, que se siente víctima de una “revolución de las basuras” impuesta sin diálogo ni consenso.
A todo ello hay que sumar que la ordenanza también pone el foco en el turismo y en cómo repercutirlo en las arcas públicas. Entre ellos, que los locales comerciales vacíos estén gravados con 200 euros anuales por el hecho de estar desocupados o que las viviendas de uso turístico también tengan que pagar 200 euros al anuales por su existencia.
De tal modo, el tasazo turístico también apunta a otros negocios hoteleros, ya que pensiones, hostales, moteles y casas rurales ahora, además, tendrán que pagar una cuota fija anual de 400 euros y 60 euros por plaza.
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