Este es el truco para hacer la salsa perfecta de los chilaquiles rojos, el mejor desayuno de México según Taste Atlas

Prepara una salsa deliciosa que puedes guardar en el refrigerador para utilizar en más platillos

chilaquiles
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La gran variedad de platillos que podemos cocinar con maíz es verdaderamente asombrosa, y es que, como parte de nuestra tradición culinaria, el maíz y las tortillas son indispensables para la dieta y las recetas de los mexicanos. Por ello, cuando se trata de aprovechar los ingredientes y comer algo delicioso, los chilaquiles son siempre una gran opción, y la variante de los chilaquiles rojos nunca decepciona.

Para sorpresa de muchos, pero no para aquellos que preparan de forma recurrente este platillo, Taste Atlas ha nombrado a los chilaquiles como el mejor desayuno de México, por lo que ahora tendrás una excusa para para preparar los tuyos por la mañana con este consejo que te garantiza una salsa única.

¿Cuál es el origen de los chilaquiles?

Aunque pueda resultar obvio que los chilaquiles son originarios de México, si nos remontamos a sus orígenes nos damos cuenta que sabemos realmente poco: se presume que los chilaquiles tienen un origen prehispánico o de la época colonial, esto gracias a que los ingredientes básicos (chile y tortilla) eran nativos, pero los complementos como el queso, cebolla y pollo llegaron con la conquista y la influencia europea.

Cómo hacer la salsa de los chilaquiles rojos

Para conseguir una salsa picosita y deliciosa que acompañe nuestros chilaquiles rojos, ponemos a asar un kilo de jitomates junto con media cebolla, tres chiles de árbol sin semillas y sin venas, además de tres dientes de ajo.

Cuando veamos que los chiles están comenzando a inflarse los retiramos del comal o del fuego y los remojamos con un chorrito de agua caliente.

Cuando todos los ingredientes estén asados, licuamos hasta que la mezcla esté completamente uniforme, entonces agregamos sal al gusto y una taza de caldo de pollo de preparaciones anteriores o del agua en donde se remojaron los chiles para que tenga un mejor sabor.

Por último, hay que sofreír la salsa con un poco de aceite con el fuego a intensidad media. Cuando comience a hervir rectificamos el sabor de sal, agregando más caldo de pollo si quieres que la textura sea más ligera

Por último, a la preparación agregamos unas ramas de epazote limpias y dejamos hervir unos cinco minutos más a la misma intensidad del fuego, para que la salsa se impregne del sabor y aroma de la hierba y así obtener un litro de salsa que podrás usar en futuras preparaciones.

Por último, parar servir podemos acompañar de crema, pollo o incluso de un huevo frito, lo que complementa a la perfección uno de los mejores desayunos mexicanos.

Foto de Fernando Andrade en Unsplash

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