Hacer unos buenos Nachos mexicanos es pan comido, pero lo cierto es que, en multitud de bares, aunque te los comas a gusto, son un mojón.
El problema principal suele ser que utilizan salsas de queso infames que, además, provocan que los totopos se queden blandengues, que es el peor error que se puede cometer en esta receta. Además, si ponemos los ingredientes sin ton ni son estos se desparraman por el plato.
Los auténticos Nachos con queso, cuyo origen está bastante bien documentado, se cocinan en el horno. Y se hacen así por una razón: es la única forma de que los ingredientes queden fijos a los totopos y, además, se elimine la humedad que pueden reblandecerlos.
El orden de los factores sí altera el producto
Para lograr los mejores nachos, lo mejor es eliminar en parte la humedad de los ingredientes más típicos. Y, domo decimos siempre, la cocina no es matemática y, por lo general, el orden de los factores sí altera el producto.
Si los quieres con carne, cocina previamente la carne picada con frijoles cocidos y las especies que más te gusten. El añadir alubias con la mezcla de carne te asegura que esta se pegue bien a los nachos y, tras pasar por el horno, no se desparrame.
El queso nunca debe añadirse en salsa, si no rallado, lo que hace que los totopos sigan quedando crujientes.
Por lo demás, el montaje no tiene ningún misterio. Pon los totopos y, por encima, carne con frijoles y queso rallado. Si quieres, puedes hacer dos capas.
Una vez hayan pasado por el horno, y siempre justo antes de servir, puedes añadir otros clásicos del plato como jalapeños, pico de gallo, guacamole o crema agria, pero sin pasarse, para no reblandecer los nachos, y en el momento, para que no se ablanden demasiado.
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