Hay árboles bonitos. Hay árboles prácticos. Y luego está el árbol perfecto, ese que nadie conoce y que lo hace todo sin pedir mucho. Florece, crece rápido, cambia de color y hasta da frutos. Es el Amelanchier lamarckii, y su problema es el hecho de tener un nombre poco sexy.
Este árbol, también conocido como amelanchier de cobre o serviceberry, se ha ganado en silencio el título de "mejor árbol ornamental para jardín" en media Europa. Pero mientras medio mundo planta olivos en maceta, el amelanchier crece tranquilo, floreciendo con una humildad impropia de Instagram.
Y lo merece. Porque no solo es bonito: es de hoja caduca, aguanta el frío, no se vuelve loco con el calor y encima regala flores blancas en primavera, hojas rojas en otoño y pequeños frutos comestibles. Básicamente, es el árbol de las cuatro estaciones.
Delicadas flores blancas
En primavera, su copa se llena de flores blancas delicadas, como si quisiera competir con los cerezos pero sin pretensiones. Luego, en verano, se cubre de pequeños frutos negros parecidos a arándanos: se pueden comer, aunque los pájaros suelen llegar antes a picotearlos.
A medida que se acerca el otoño, las hojas verdes se tornan rojizas, anaranjadas y ocres, creando un espectáculo visual sin necesidad de filtros ni abonos milagrosos. Y en invierno, desnudo, sigue manteniendo cierta dignidad estructural.
El amelanchier no pide grandes suelos ni riegos intensivos. Prefiere estar a pleno sol o en semisombra, y se adapta a terrenos variados, incluso con algo de cal o humedad. Una poda ligera cada cierto tiempo basta para mantenerlo con buena forma y equilibrio.

Ideal jardines pequeños
Ideal para jardines pequeños, patios o incluso como árbol urbano, su crecimiento es moderado y ordenado. En cinco años puede alcanzar entre 3 y 4 metros, pero sin volverse invasivo. No levanta suelos ni lanza raíces rebeldes. Es un árbol eficiente.
Y por si faltaba algo, su mantenimiento es casi nulo: no suele sufrir plagas importantes, no necesita fertilizantes frecuentes y no ensucia como otros árboles de flor. Es, literalmente, el tipo de árbol que cualquier jardinero —aficionado o no— querría tener por defecto.
Puede que tenga un nombre impronunciable, pero quienes buscan un árbol que lo tenga todo y no dé dolores de cabeza, este es: no todos los héroes llevan capa, ya se sabe. Algunos llevan flor blanca, hoja cobriza y un apellido que nadie recuerda.
Foto | Physical Pixel y Maximilian Oeverhaus
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