Llega el otoño y los campos y montes de España se llenan de setas y hongos, de colores ocres y también, curiosamente, de tonos verde oliva. Concretamente del verde oliva de los uniformes de la Guardia Civil, que no pierde ripio durante la temporada de recolección de setas, patrullando montes y campos para evitar que se cometan irregularidades e ilegalidades durante la recogida.
No es una cuestión baladí. En España, son muchas las localidades que exigen un permiso de recolección de setas y, como es evidente, también hay muchos terrenos que son propiedad privada y en los cuales no se puede recoger setas a voluntad.
Por eso, resulta curioso saber qué hace la Guardia Civil con las setas que incauta. De nuevo no es un tema menor. Aunque aún no ha comenzado la temporada más potente de setas y hongos en España, ya comenzamos a ver cantidades relevantes de este expolio micológico.
Como apunta El Norte de Castilla, un diario regional centrado en Castilla y León, la última semana de septiembre se decomisaron en toda la comunidad algo más de una tonelada de boletus edulis, una de las setas más demandadas del otoño y con precios que en mercados minorista puede superar los 30 euros con mucha facilidad.
Por eso, las setas son un producto goloso para todo tipo de infractores, desde los casos más amateur hasta incluso bandas organizadas que pegan auténticos expolios a los montes donde el boletus aparece.
Qué hace la Guardia Civil con las setas que incauta
Con un material tan delicado como las setas no se pueden correr demasiados riesgos. Sin embargo, también es cierto que estamos hablando de un expolio patrimonial que puede hacer polvo al propietario del monte —sea privado o comunal— donde se han recogido las setas.
En este caso, la Guardia Civil tiene un modus operandi bien definido. El primer paso tras incautar las setas es analizarlas y comprobar qué tipo de setas son y si suponen algún riesgo toxicológico para la salud. Si es el caso, las setas son destruidas.
Garden Friend c1550200, cesta de mimbre Spaccato de setas
Sin embargo, si las setas que la Guardia Civil incauta resultan pasar ese filtro y ser identificables y aptas para consumo, se ponen a la venta con empresas comercializadoras y el beneficio que se obtenga de esa venta se entrega de manera íntegra al propietario o propietarios del monte donde se haya producido el hurto.
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