Aunque no lo parezca, el silencio absoluto no existe. Incluso en plena madrugada, cuando todo parece estar en calma y reina la quietud en casa, nuestros oídos empiezan a percibir sonidos que durante el día pasan completamente desapercibidos.
En ese ambiente sereno, cualquier pequeño crujido o estallido parece amplificarse. A veces sentimos que la casa está poseída por psicofonías: el crujir del suelo del pasillo, un golpeteo en el baño, un extraño zumbido que proviene del comedor... o un ruido seco, metálico, como un estallido que llega desde la cocina.
En muchas ocasiones, el origen de ese sonido inquietante es el frigorífico. Cuando la rutina se detiene y los demás electrodomésticos ya no están en marcha, los sonidos que produce la nevera se vuelven más evidentes porque ella nunca descansa.
Durante el día, pasan desapercibidos entre el ruido ambiente, pero de noche, en la penumbra y sin distracciones, llaman nuestra atención e incluso pueden sobresaltarnos.
Ese chasquido o estallido que muchas veces se escucha como si algo hubiese golpeado el interior del aparato no es producto de una avería inminente ni de fenómenos paranormales. Tiene su explicación lógica.
El frigorífico, al igual que otros aparatos eléctricos, funciona de manera intermitente. Su motor no trabaja de forma continua, sino que se activa y desactiva a lo largo del día para mantener una temperatura constante.
Este proceso genera variaciones térmicas en las paredes internas y externas del electrodoméstico. Lo que escuchamos como estallidos o crujidos es, en realidad, el resultado de la dilatación y contracción de los materiales del frigorífico debido a esos cambios de temperatura.
Por qué el frigorífico hace ruido por la noche
El plástico y el metal que componen muchas partes del frigorífico se expanden cuando se calientan y se contraen al enfriarse. Esta reacción natural produce pequeñas tensiones que, al liberarse, generan esos sonidos característicos. No son señales de fallo mecánico, sino una consecuencia normal del funcionamiento del aparato.
Por eso, cuando el compresor se apaga tras haber enfriado el interior, es común que escuchemos algún ruido seco o incluso una vibración breve. Otro de los sonidos habituales es un burbujeo o gorgoteo. Este ruido proviene del refrigerante que circula por los conductos internos.
Al cambiar de estado y presión, este líquido puede emitir sonidos similares a los de una cañería con agua en movimiento. También puede escucharse un leve zumbido cuando el ventilador interno entra en acción, encargado de distribuir el aire frío por todo el compartimento.
Aunque estos ruidos pueden resultar molestos o inquietantes durante la noche, en la mayoría de los casos no indican ningún problema grave. Son señales del funcionamiento normal del frigorífico. Sin embargo, es importante prestar atención si los sonidos cambian drásticamente en intensidad o frecuencia, o si van acompañados de otros síntomas, como fallos en la refrigeración, agua acumulada o un exceso de calor en las paredes externas.
En algunos casos, un frigorífico mal nivelado puede generar ruidos adicionales, como vibraciones contra la pared o el suelo. Asegurarse de que esté bien posicionado, sin estar en contacto directo con muebles o superficies irregulares, puede ayudar a reducir el ruido.
Asimismo, limpiar con frecuencia la parte trasera y evitar una sobrecarga de alimentos en su interior también contribuye a que trabaje de forma más eficiente y silenciosa.De todas maneras, si un ruido en particular resulta excesivamente fuerte o empieza a producirse de forma constante sin motivo aparente, lo recomendable es consultar con un técnico especializado.
Aunque la mayoría de los sonidos tienen una causa inofensiva, nunca está de más asegurarse de que no se trate de un problema técnico incipiente. En resumen, lo que a veces creemos que son señales extrañas o incluso sobrenaturales durante la noche, son simplemente manifestaciones físicas de los objetos que nos rodean.
El frigorífico, lejos de ser un foco de misterio, nos recuerda con sus crujidos, zumbidos y estallidos que está trabajando incluso cuando todo lo demás duerme. Así que, la próxima vez que escuches un golpe seco desde la cocina, recuerda que es solo tu nevera haciendo su trabajo.
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