Cine y comida: la lata de pepinillos de El Pianista

Cine y comida: la lata de pepinillos de El Pianista
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Cine y comida van de la mano y combinan muy bien. Hay escenas de películas en las que los alimentos cobran un protagonismo tal que casi llegan a eclipsar a los actores con los que comparten pantalla. Este es el caso de la lata de pepinillos que Wladyslaw Szpilman, un hambriento Adrien Brody, acaricia en una intrigante escena de El Pianista, puro suspense alimenticio.

Es una escena que quedó tan grabada en mi memoria (llena de imágenes cinematográficas), que cada vez que veo, ya no una lata, sino un solo pepinillo en la ensalada, me viene a la memoria. Mi familia está más que harta de ver cómo reproduzco la escena agarrada a lo primero que encuentro, tanto que ya solo quieren comer aceitunas. Y es una pena que para el papel no hubieran contado con un actor un poco más sexy, algo así como Gerard Butler o Vincent Cassel (feo pero ponedor), pues el bueno de Adrien me deja como un témpano, aunque reconozco que ese aire de desolación que acompaña a su rostro era perfecto para la película.

La escena: el bote de pepinillos y el pianista

A lo que vamos, que me pierdo. Szpilman sufre una serie de avatares que le empujan a la desesperación, o dicho de otra manera, se ve obligado a huir de los nazis hasta encontrarse solo y hambriento. Un policía judío lo salva del campo de concentración y sobrevive en el guetto de Varsovia. Escondido en un hospital en ruinas, huye al ser incendiado este por los nazis, y busca comida en las casas derruidas al otro lado del muro. En una de ellas encuentra una lata de pepinillos.

En ese momento ve el cielo, pero pronto se da cuenta de que no tiene con qué abrirla. Cuando hace el primer intento, tiene que esconderse ante la llegada de los alemanes. Al día siguiente vuelve a buscar alguna herramienta y cuando consigue clavar un hierro, la lata cae, vertiendo el líquido y rodando hasta los pies de un oficial nazi que lo observa. Este, al saber de su don y escucharle interpretar una pieza al piano, se conmueve, escondiéndolo en el ático del edificio. Allí pasa una primera noche, y al día siguiente, con la casa ocupada por decenas de soldados, el oficial le lleva a su escondite un paquete con pan, un dulce y un abrelatas.

Una escena larga, angustiosa y conmovedora, culmen de la presencia constante de la comida, más bien de la escasez de esta, en toda la película. El Pianista está basada en las memorias de Wladyslaw Szpilman, pianista polaco de origen judío. Fue rodada en el año 2002 bajo la dirección de Roman Polanski y protagonizada por Adrien Brody, Maureen Lipman, y Thomas Kretschmann, entre otros.

Ogórky u Ogórek

Ogórky

Los pepinillos que abraza Szpilman y que no suelta ni ante la presencia del oficial nazi, llevan una etiqueta en la que reza Ogórky. Ogórky u Ogórek son unos pepinos o pepinillos fermentados que se comen en Polonia como aperitivo o acompañante de diversos platos. Los polacos son especialistas en este tipo de conservas, a las que añaden diferentes especias, que además de aportar sabor y aroma, inhiben el crecimiento de mohos y levaduras.

Imagen | Vía Kpjas en Wikimedia En Directo al Paladar | V Ciclo de Cine y Gastronomía de Girona

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