Hoy os voy a proponer un experimento fácil de realizar que he leído en el libro ‘La cocina y la ciencia’ de Peter Barham, para que veáis qué papel juegan los sentidos del olfato y el gusto cuando estamos comiendo.
Para ello necesitas un jurado, que tengas a mano y al que luego le puedas tomar un poco el pelo si todo va como se espera, es decir, con alguien de la familia, la novia/o o algún amigo bastará.
¿Qué necesitamos?
Necesitamos varias bolsas de patatas fritas, unas al punto de sal, y el resto de diferentes sabores. Tampoco estaría mal poder contar con algún alimento con olor fuerte característico, como unas fresas, piña, algún queso…
¿Cómo lo hacemos?
Para llevarlo a cabo tenemos que vendar los ojos al catador y darle a comer las patatas naturales, sólo con sal, y sin que se de cuenta acercarle a la nariz las patatas con otro sabor, o la fruta o el queso. Es muy importante que no se de cuenta que al lado de su nariz le estás poniendo el trozo de patata o fresa…
Dile a tu conejillo de indias que te describa qué flavor (aroma + sabor) tiene la patata, ya verás como te dice que tiene el de la que le estás poniendo debajo de la nariz.
¡Espera a ver la cara que pone cuando esté comiendo una patata frita con sabor a fresa! Conclusión:
La mayor parte del flavor (aroma + sabor) se percibe por la nariz y no por la boca. Nota: El experimento no es del todo perfecto porque el flavor se percibe de forma retronasal, no al respirarlo por la punta de la nariz.
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