Las fiestas navideñas nos tientan con multitud de dulces para todos los gustos, pero si hay un ingrediente que sobresale por encima de todos, para mí sin duda es la almendra. Nuestro recetario más tradicional sabe sacarle el máximo partido y los almendrados navideños son un buen ejemplo de ello, con todas las variantes regionales que se ven por estas fechas.
He perdido la cuenta de las recetas distintas de almendrados que he podido ver y probar. Y lo más interesante es cómo casi todas comparten los mismos ingredientes, con mínimas variaciones, para ofrecer presentaciones muy dispares, todas deliciosas. Yo os traigo la receta de almendrados murcianos, al menos una de sus variantes, un dulce humilde pero exquisito cuya receta lleva muchos años en mi familia.
Precalentar el horno a 170ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado o láminas de silicona antiadherente. Sacar las obleas y dejarlas ya listas para ir formando los almendrados directamente cuando tengamos la masa.
Colocar en un cuenco el azúcar con la ralladura de limón, la canela y la pizca de sal. Frotar con las manos o con un cucharón para que el azúcar coja los aromas y la esencia del cítrico. Incorporar la almendra molida y mezclar con unas varillas para deshacer los grumos.
Batir aparte los huevos y combinarlos con los ingredientes secos, hasta formar una masa maleable, húmeda pero no excesivamente pegajosa. Tomar porciones con una cucharilla o las manos húmedas, y formar bolitas homogéneas.
Colocarlas encima de cada oblea, dejando un poco de espacio en los bordes, ya que se expandirán. Se les puede dar forma más redondeada, o más puntiaguda, aunque eso es más típico de los cordiales.
Hornear durante unos 22-25 minutos, hasta que empiecen a estar dorados o ligeramente tostados por fuera. Esperar un par de minutos antes de trasladarlos a una rejilla para que se enfríen completamente.
Con qué acompañar los almendrados
Mistela, licor dulce, café, té, chocolate a la taza, un vaso de leche... las opciones de maridaje con los almendrados son libres, aunque realmente no hace falta acompañarlos con nada más. A mí me gusta tomarlos con mandarinas, me trasladan automáticamente a las tardes navideñas en la huerta de mi familia materna, con la lumbre encendida después de dar un buen paseo.