Con muy pocos ingredientes y sin necesidad de heladera, conseguirás una textura cremosa y un sabor irresistible en cuestión de minutos. Una receta rápida, fácil y con un resultado que nada tiene que envidiar al de las heladerías.
Hacer helado en casa puede parecer complicado, pero con la leche condensada como base todo se vuelve mucho más sencillo. Su textura densa y su dulzor natural permiten** preparar un helado cremoso y lleno de sabor sin necesidad de heladera ni técnicas avanzadas.**
Solo hace falta mezclarla con nata y, si quieres, algún aroma o ingrediente extra para darle un toque personal: desde vainilla hasta chocolate o frutas. El resultado es un postre casero, rápido y delicioso que se convertirá en un imprescindible en los días de calor.
Primero montamos la nata con ayuda de unas varillas hasta que forme picos firmes.
Agregamos poco a poco la leche condensada y removemos con movimientos envolventes ayudándonos de una espátula de silicona. Incorporamos la esencia de vainilla y removemos de nuevo.
Pasamos la mezcla a un cuenco amplio y lo guardamos en el congelador. Batimos el helado con las varillas cada 30 o 45 minutos para evitar la formación de cristales de hielo.
Dejamos congelar durante al menos 5 horas repitiendo el proceso de batido.
Con qué acompañar el helado de leche condensada
Más allá de servir el helado con barquillo, toppings a base de galleta o nuestros siropes favoritos, recomendamos acompañar este cremoso helado con fruta natural del tiempo.
En DAP | Helado de vainilla
En DAP | Helado de Oreo