Siempre me ocurre lo mismo. Compro manzanas en grandes cantidades pensando que nos las vamos a ventilar rápido, pero pasan los días y siguen adornando el frutero. Me da pena que se echen a perder, así que he buscado la forma de dar salida a unas cuantas que todavía tenían un aspecto bastante decente. ¿El resultado? Este pastel de manzana, almendra y canela que está para ponerle un piso.
Con este formato, no ha habido protestas a la hora de comer fruta en casa. Y no es de extrañar, pues este pastel de manzana, almendra y canela es verdaderamente delicioso. Tiene un interior muy jugoso que lo hace irresistible y está igual de bueno frío que templado. Acompañarlo de un chorrito de salsa de toffee es un acierto seguro. Al gusto.
Preparamos un molde desmoldable de 18 cm para la elaboración de este pastel. Engrasamos su base y paredes con mantequilla, espolvoreamos con harina y nos aseguramos de cubrir con ella toda la superficie engrasada. Sacudimos el exceso de harina volteando el molde sobre la pila, para no ensuciar demasiado. Reservamos.
En un cuenco amplio mezclamos la mantequilla, que habrá de estar blanda, el azúcar y el huevo. Batimos con ayuda de unas varillas eléctricas hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa. Añadimos la almendra molida, la harina, el impulsor químico y la canela molida. Removemos hasta integrar todos los ingredientes.
Pelamos las manzanas y las descorazonamos. Pesamos para asegurarnos de agregar el peso exacto, ya que el indicado en los ingredientes es el peso real de la manzana a usar, sin piel ni pepitas. Rallamos la manzana y la agregamos a la mezcla anterior, removiendo para que se integren todos los ingredientes.
Vertemos la masa en el molde que tenemos reservado y la extendemos por toda la superficie con ayuda de una espátula. Introducimos en el horno, pre-calentado a 180 ºC con calor arriba y abajo, y cocemos el pastel durante, aproximadamente, 30-35 minutos. Es un pastel jugoso, así que, si optamos por pinchar con una brocheta para comprobar el punto, esta saldrá siempre húmeda.
Transcurrido el tiempo de cocción, retiramos el molde del horno y dejamos que enfríe completamente, sobre una rejilla metálica, antes de desmoldar. Cubrimos la superficie con almendra laminada y espolvoreamos con azúcar glas en el momento de servir.
Con qué acompañar el pastel de manzana, almendra y canela
Cualquier momento del día es bueno para disfrutar de un trozo, o dos, de este delicioso pastel de manzana, almendra y canela. Dar salida a manzanas que se puedan estropear es la excusa para hacerlo y poder darnos un homenaje a la hora de la merienda, como postre de la comida o para desayunar. Perfecto con una bola de helado de vainilla y un chorrito de salsa de toffee.
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