La sopaipilla chilena es una masa frita, generalmente hecha de harina de trigo, que se fríe o en aceite o manteca de cerdo y que se parece mucho a ciertas frutas de sartén españolas como son el buñuelo, el churro o el beignet francés.
Muy extendida no solo por Chile, sino también por otros países de América Latina como Bolivia, parte de México y en el sur de Estados Unidos, en Argentina y también en algunas partes de Andalucía, y que puede ser una receta dulce o salada, generalmente popular en en celebraciones y fiestas, donde se consume a modo de postre.
La receta es muy sencilla y no necesita levadura, así que nos permite reducir bastante el tiempo de esta preparación que además lleva una buena cantidad de especias que le darán encanto y color, además de, en su versión chilena, calabaza asada.
Luego se suele acompañar de un jarabe o sirope muy dulce a base de agua y panela, que también os diremos cómo hacer y que os puede valer más adelante para acompañar a gofres, crêpes y tortitas.
Para la masa. Asar o cocer la calabaza y triturar. Juntar con el resto de ingredientes y amasar cuatro minutos a mano o en un robot. Reposar en la nevera 20-30 minutos. Estirar y cortar con cortapastas de seis centímetros de diámetro. Pinchar con un tenedor en el centro y freír tres minutos. Escurrir en rejilla y servir junto a la salsa o bañadas en ella.
Salsa. Poner todos los ingredientes en un cazo y hervir 15 minutos hasta que espese. Colar y reservar para acompañar las sopaipillas.
Azucarera Azúcar Panela Azúcar Moreno 500 G 500 g
Con qué acompañar la sopaipilla chilena
Esta torta frita que también se parece al sope y al picarón a veces se cocina en piezas más grandes y se rellena, como si fuera una arepa de gran formato, y al ser frita se asemeja a la chimichanga o a la enchilada. En cualquier caso, dulce o salada, se puede utilizar tanto como aperitivo o como postre.
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