El azafrán es una especia magnífica no siempre valoramos como se merece. Su poder aromático siempre aporta un toque sugerente y penetrante a todo tipo de recetas, dulces y saladas, y es fantástico para potenciar guisos sencillos, como estos muslitos de pollo con patatas. Fácil y con el sabor a los guisotes de siempre, es una receta para repetir a menudo en nuestras comidas de diario.
Limpiar los posibles restos de plumas y el exceso de grasa que pueda tener el pollo. La piel podemos secarla un poco con papel de cocina o quitarla directamente, aunque perderá gracia el plato. En un cuenco mezclar las el ras el hanout, el azafrán, el jengibre, la sal, una cucharada de aceite de oliva, el zumo de un limón y el vino blanco.
Poner el pollo en una bolsa tipo de congelación, añadir la marinada y agitar bien. Cerrar y dejar reposar por lo menos una hora. Mientras tanto, picar la cebolleta y pelar y trocear las patatas.
Calentar el resto del aceite en una cazuela. Añadir la cebolleta y pochar unos minutos a fuego medio. Escurrir los muslitos de pollo guardando el adobo y dorarlos a fuego vivo. Incorporar el marinado que hemos reservado y las patatas troceadas, removiendo todo bien.
Añadir el zumo del otro limón y cubrir con el caldo o agua. Llevar a ebullición, bajar el fuego, tapar y dejar cocinar durante al menos una hora. Remover de vez en cuando y vigilar que no se seque demasiado, añadir más líquido si hiciera falta. Condimentar con un poco de perejil al final de la cocción.
Con qué acompañar el guiso de muslitos
Cuando apaguemos el fuego, es recomendable es dejarlo reposar unos minutos para que se asienten mejor los sabores. Aunque se trata de un guiso con patatas, los muslitos de pollo al azafrán los podemos acompañar con un poco de cuscús para aprovechar el toque marroquí que tiene la salsa, arroz de grano largo o, simplemente, buen pan.
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